GEODINÁMICA TERRESTRE
El clima
¿Qué es el clima?
El clima de determinada zona es el
resultado de la sucesión de las diversas condiciones del tiempo a lo largo del
año. En las zonas templadas, las características atmosféricas, en una lenta
transición, varían del verano al otoño, del invierno a la primavera, para
recomenzar el ciclo. En los trópicos, se alternan períodos secos con épocas de
lluvias intensas.
¿Qué origina el clima?
El clima de cada región depende de una
serie de factores: la latitud, los vientos dominantes (que pueden ser calientes
o fríos, húmedos o secos), la altura sobre el nivel del mar, la orientación de
la ladera, la cercanía del mar, las corrientes marinas frías o cálidas, la
vegetación, etc. Estos factores se relacionan entre sí y determinan la
temperatura, la humedad y las posibilidades de vida.
Los tierras cercanas al ecuador son calientes porque reciben más directamente las radiaciones del sol. Algunas son húmedas porque las atraviesan vientos cálidos y húmedos que traen las lluvias. Otras tienen un clima desértico: en ellas se originan vientos calientes y secos, que producen cielos despejados y pocas lluvias.
Otras regiones, como las zonas monzónicas de Asia, tienen veranos lluviosos e inviernos secos porque en ellas se alternan vientos estacionales que provienen de climas opuestos. En algunas laderas de montaña, las lluvias se concentran en pocos meses del año, permitiendo cultivos de corta duración.
El clima es un factor determinante en la formación del suelo. Cambios de temperatura, lluvias y vientos contribuyen al desgaste de la roca madre. Igualmente, el clima influye en la existencia de las plantas, que sujetan el suelo y le aportan materia orgánica. Cuando la temperatura aumenta, es mayor la actividad de los microorganismos. Por esta razón, la materia orgánica del suelo se descompone con más rapidez en los trópicos, liberando los nutrientes.
La lluvia y el viento son los principales agentes climáticos que causan erosión por arrastre del suelo. Transportan partículas de tierra que se sedimentan en las zonas bajas.
El clima de una región puede cambiar por la degradación de un bosque o por la forestación, por la construcción de obras de riego o por tormentas de polvo (por ejemplo, cuando se produce la erupción de un volcán).
La vegetación proporciona
sombra al suelo, disminuyendo la pérdida de humedad y evitando los bruscos
cambios de temperatura. La transpiración de las hojas evapora lentamente en la
atmósfera el agua que captan las raíces. En zonas de nieblas, las diminutas
gotas se depositan sobre las hojas de los grandes árboles y se deslizan hacia
el suelo.
Los bosques y las cortinas rompevientos atenúan la fuerza del viento. De esta manera, protegen los cultivos de la desecación y filtran el polvo.
Los bosques y las cortinas rompevientos atenúan la fuerza del viento. De esta manera, protegen los cultivos de la desecación y filtran el polvo.
El agua que se
evapora de la superficie de embalses y canales de riego aumenta la humedad contenida
en la atmósfera. Además, la nueva vegetación que crece con el riego también
libera humedad por la transpiración de sus hojas. Esta humedad, a su vez,
reduce la diferencia de temperatura entre el día y la noche.
Los fenómenos naturales
La luz solar
La luz es una parte de las radiaciones
que proceden del sol. El resto de las radiaciones es invisible, pero influye en
el clima (por ejemplo, las que nos brindan calor).
No toda la luz del sol llega a la superficie de la Tierra. Parte es reflejada por las nubes (alrededor del 60%). Por esta razón, los días nublados son más oscuros que los soleados. Otra parte es dispersada y absorbida por las partículas de polvo presentes en las capas inferiores de la atmósfera. La cantidad de radiación solar que recibe el suelo se llama insolación.
La luz es indispensable para que las
plantas verdes realicen la fotosíntesis.
El rocío
El aire contiene siempre un porcentaje
de humedad. Hay un cantidad máxima de vapor de agua que el aire puede retener a
determinada temperatura (el aire caliente retiene más que el frío). Durante la
noche, cuando la capa de aire cercana al suelo se enfría, el vapor de agua se
condensa en el aire. Forma diminutas gotitas que se depositan sobre las hojas
de hierba o sobre otras superficies frías.
El rocío es frecuente en las noches invernales sin vientos ni nubes. Si hay una capa de nubes, éstas reflejan y devuelven parte del calor que se desprende del suelo. Si hay viento, el aire cercano al suelo se calienta al mezclarse con el aire más caliente de encima. En ambos casos, la temperatura del suelo desciende más despacio y no se forma el rocío. Normalmente, el rocío se evapora cuando el sol sale y comienza a calentar.
Si la temperatura del suelo es inferior a 0ºC, el vapor de agua se condensa en forma de cristales de hielo, y se produce la escarcha. Esta puede perjudicar a los cultivos, especialmente a las huertas y frutales.
Las nubes
Las nubes se forman cuando el aire húmedo
se eleva y enfría. El vapor de agua se condensa en pequeñas gotitas de agua o
en cristales de hielo.
Este proceso se origina cuando una zona cálida y húmeda de la superficie terrestre calienta el aire y crea una gran burbuja de aire cálido. Esta burbuja, menos densa en comparación al aire frío que la cubre, se eleva como un globo. A medida que asciende, el aire se expande y se enfría. A continuación, el vapor de agua que contiene se condensa y se forman gotitas de agua o cristales de hielo.
Cuando la burbuja de aire es demasiado densa y pesada para seguir ascendiendo a mayor altura, permanece en el cielo formando una nube.
La lluvia
Si las diminutas gotitas que flotan en
el aire formando las nubes comienzan a unirse y se hacen lo suficientemente
pesadas, caen en forma de lluvia. Cuando más espesas son las nubes, más crecen
las gotas y más rápido caen.
La lluvia es imprescindible para la vegetación. Los seres humanos la utilizamos para los cultivos, el consumo doméstico y las industrias.
Como la demanda de agua aumenta con el crecimiento de la población, en muchos países en los que las lluvias son estacionales se han construido embalses para conservar el agua de los ríos.
Sequía y aridez son dos situaciones distintas. La sequía es una situación transitoria. Ocurre cuando faltan, durante una larga temporada, las lluvias que son habituales en una región. La sequía causa un desequilibrio en el ecosistema. Afecta al suelo, plantas, animales y seres humanos.
Aridez es una característica permanente del
clima. Se produce cuando la escasez de lluvias limita el desarrollo de la
vegetación.
El viento
Es un elemento muy importante para
determinar el clima. Arrastra las nubes, seca la humedad de una zona y la
acumula en otra, provoca tormentas y huracanes, contribuye a la evaporación en
mares y lagos.
La atmósfera es caliente en los trópicos y fría en las regiones polares. El aire al calentarse pierde densidad y se eleva. El espacio que dejan las masas cálidas que ascienden es ocupado por otras más densas y frías.
De esta manera, por la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos, se crea la circulación de los vientos.
La geografía de cada región cambia las características locales de los vientos, creando variaciones que influyen en el clima y en los ecosistemas.
En las zonas
costeras la tierra se calienta durante el día, originando vientos que soplan
hacia el mar, más frío. De noche, la tierra se enfría con más rapidez, y los
vientos invierten su dirección.
En las zonas de
montaña, la dirección de los vientos locales puede cambiar durante el día y la
noche. El calentamiento de las laderas por el sol origina vientos que ascienden
y a veces provocan tormentas de truenos. El enfriamiento que se produce durante
la noche produce vientos que descienden hacia el valle y ocasionan bolsones de
frío que pueden perjudicar a los cultivos.
En el océano Pacífico
se forman nubes cargadas de humedad, que los vientos arrastran hacia el
continente. Al llegar a la cordillera de los Andes, las nubes ascienden
bruscamente, se condensan y llueve en la vertiente occidental. Cuando los
vientos llegan al altiplano ya no transportan nubes, son vientos secos y fríos.
El viento influye sobre los seres
vivos no sólo al determinar variaciones del clima, sino directamente, a través
de una acción mecánica. Ayuda a los desplazamientos de las aves y dispersa las
semillas contribuyendo a la propagación de muchas especies vegetales.
Pero el viento también puede actuar negativamente, al erosionar el suelo destruyendo la vida vegetal y animal y al aumentar el gasto de agua de las plantas. Para evitar que sus efectos negativos provoquen la reducción de las cosechas, conviene plantar cortinas rompevientos y setos vivos.
La vida vegetal y animal en los distintos climas
La sierra y el altiplano
La disminución de la temperatura a
medida que aumenta la altura es la característica principal del clima de
montaña. Esta disminución es de aproximadamente 6,5ºC cada mil metros de
diferencia de altitud.
Cuando ascendemos por la montaña, el aire se hace menos denso y al respirar aprovechamos menos el oxígeno. Por dicha razón, necesitamos un período de adaptación para acostumbrarnos a altitudes superiores a los 2.500 metros.
Los vientos y la intensidad de la luz solar son más fuertes con la altura. En el hemisferio sur, las laderas orientadas hacia el norte son más cálidas porque reciben mejor la luz solar. La distribución de las lluvias también cambia con la orientación de la ladera. Cuando se encuentran con un cerro, los vientos húmedos ascienden, se enfrían y descargan la lluvia. Por eso llueve más en las laderas orientadas en dirección a los vientos húmedos. Si la pendiente está cubierta de vegetación, especialmente de árboles, sus copas forman una red que favorece la condensación del agua transportada. Luego el viento continua, pero ha perdido su humedad.
Las diferencias de luz y lluvia que
reciben ambas laderas repercuten en la vegetación y en las posibilidades de
vida humana.
En las zonas altas, las precipitaciones caen en forma de nieve, que se acumula en los picos. Al llegar el verano, esa nieve se disuelve dando origen a torrentes y arroyos.
La tierra aprovechable para la
agricultura y ganadería está limitada por las bajas temperaturas de las alturas
y por la inclinación de la pendiente. Las tierras con pendiente acentuada y sin
protección vegetal se erosionan con rapidez. Por dicha razón, es imprescindible
proteger los bosques que crecen en ellas. Si el bosque se ha perdido, conviene
plantar árboles nuevamente, intercalando especies nativas.
Durante el verano, los campesinos de
algunas regiones trasladan el ganado hacia las zonas altas. Allí crecen los
pastos favorecidos por el aumento de la temperatura y la humedad del deshielo.
Las altas montañas son barreras para
el desplazamiento de seres humanos y animales. Este efecto puede aislar a las
poblaciones y obstaculizar el intercambio.
Los trópicos.
Reciben la máxima insolación (cantidad
de radiación solar en forma de luz y calor). A medida que el sol se eleva, las
temperaturas ascienden con rapidez y se despeja la neblina. Con el calor, la
humedad del suelo se evapora y forma nubes. Al final de la tarde, estas nubes
darán lugar a lluvias torrenciales, a menudo con truenos.
El calor y la abundante lluvia
permiten el crecimiento del bosque tropical, cuya forma más compacta es la
selva de la cuenca amazónica. La vegetación está bien adaptada a las
condiciones húmedas. Para aumentar su transpiración, las hojas de las plantas
tienen numerosos poros y se inclinan para que gotee el exceso de agua.
Los efectos de la tala de bosques
tropicales sobre el clima son especialmente perjudiciales. La deforestación
reduce la materia orgánica del suelo, disminuyendo así la fertilidad y la
capacidad de retener la lluvia. Disminuye también el vapor de agua presente en
la atmósfera, producido por la transpiración de las plantas.
Las zonas templadas
El clima de las zonas templadas se
caracteriza por las variaciones de temperatura que se suceden a lo largo de las
cuatro estaciones del año. El invierno produce un período de letargo en el
crecimiento de la mayoría de las plantas. Los árboles de hojas caducas pierden
sus hojas, como los fresnos, olmos, alisos, capulíes y nogales. En las zonas
más frías o cuando el suelo es más pobre, el bosque es de pinos u otras
coníferas.
Aunque las regiones templadas forman sólo el 7% de la superficie terrestre, están ocupadas por el 40% de la población mundial. Para permitir su subsistencia, muchos bosques fueron talados para utilizar su suelo en la agricultura o para ocuparlo con ciudades e industrias.
Aunque las regiones templadas forman sólo el 7% de la superficie terrestre, están ocupadas por el 40% de la población mundial. Para permitir su subsistencia, muchos bosques fueron talados para utilizar su suelo en la agricultura o para ocuparlo con ciudades e industrias.
Las zonas monzónicas
En estas zonas predomina el tiempo
cálido. Tienen dos estaciones muy diferenciadas: la estación seca y la de
lluvias abundantes.
Los llanos y campos de Sudamérica son tierras tropicales con clima monzónico. Durante la estación seca, los cielos están despejados y la temperatura máxima no supera los 32º. Esta temperatura sube antes de las lluvias de verano.
La vegetación natural tiene pastos abundantes que se multiplican en la estación lluviosa. Los árboles poseen grandes raíces, almacenan agua en los troncos y algunos pierden sus hojas en época seca.
Las praderas
Las grandes praderas son tierras
llanas que están en el interior de los continentes, donde las lluvias son
escasas para el desarrollo de los bosques. Son regiones de grandes cambios de
temperatura entre el día y la noche y entre el verano y el invierno.
Estas tierras se dedican a la ganadería y al cultivo de cereales como el trigo, usando maquinaria agrícola moderna.
Las características del suelo y el clima son muy favorables. Las lluvias son ligeras y en formas de chaparrones en la primavera y comienzo del verano, época de siembra. Al final del verano el tiempo es seco y soleado, permitiendo la maduración de las espigas y la cosecha. Los suelos son fértiles, ricos en humus y los terrenos llanos con vegetación de poca altura.
Los desiertos
Los desiertos tienen climas muy secos.
Las plantas y animales que viven en ellos han debido adaptarse para sobrevivir.
Las altas temperaturas y su amplia
variación entre el día y la noche son causadas por la falta de humedad y nubes.
Durante el día, la temperatura sube por la insolación constante. El calor se
pierde bruscamente durante la noche.
La vegetación es pobre, no sólo por la falta de agua, sino por la sales presentes en el suelo. La mayoría son plantas anuales de vida corta. Sus semillas sobreviven durante los períodos más secos y germinan cuando caen las escasas lluvias. Florecen con rapidez y se marchitan dispersando las semillas.
Abundan distintos tipos de cactos, que tienen largas raíces y pueden almacenar agua. Sus hojas se han transformado en espinas para evitar la evaporación y defenderse de los animales.
Los animales del desierto aprovechan la humedad que contiene los vegetales que comen. Además, tienen procesos metabólicos y hábitos que les permiten reducir la pérdida de agua. Permanecen en sus madrigueras durante el día y salen a buscar comida por la noche.
Microclimas
Los bosques tienen una valiosa
actividad moderadora sobre el clima. Durante el día, la mayor parte de la
radiación solar es absorbida por las altas copas. La sombra del follaje
disminuye la temperatura dentro del bosque: en un día cálido de verano la
diferencia de temperatura puede ser de más de 5ºC. La humedad es mayor en el
suelo porque la lluvia se infiltra lentamente debido a la materia orgánica
acumulada.
Otro microclima característico es el de las grandes ciudades. En ellas aumenta la temperatura y disminuye la visibilidad y el viento. La contaminación del aire tiene efectos negativos para la salud humana y de plantas y animales.
Tipos de climas
Los autores clásicos dividieron la
Tierra en tres grandes zonas climáticas que se correspondían con los climas
frío, templado y tórrido. En general, se considera la isoterma de los
10 ºC para el mes más cálido, que coincide aproximadamente con el límite
de la tundra y el bosque de coníferas, como valor para distinguir los climas
templados de los fríos; por otro lado, la separación entre los climas tórridos
o tropicales de los templados se establece en la isoterma de los 18 ºC
para el mes más frío. Sin embargo, dentro de cada una de estas zonas cabe
distinguir diferentes tipos y subtipos en función de factores tales como la temperatura
y la precipitación. Otros elementos que contribuyen a explicar el clima de una
región pueden ser la presión atmosférica, los vientos, la humedad, la latitud,
la altitud, el relieve, la
proximidad de los mares, las corrientes oceánicas y la influencia de la
naturaleza del suelo y la vegetación.
Muchos climatólogos han establecido
sus propias clasificaciones climáticas, entre las que cabe destacar la de
Köppen, una clasificación empírica dada a conocer por primera vez en 1918 y
sometida posteriormente a varias revisiones. Köppen y su colaborador Geiger
definieron seis grandes grupos de climas, asociados a la
vegetación, a los que designaron mediante letras mayúsculas: A (tropical), B
(subtropical), C (templado), D (frío), E (polar) y H (montaña). Estos grupos se
subdividían a su vez en función del régimen pluviométrico y de las
temperaturas, también señalados mediante letras, en este caso minúsculas, que
unidas a las anteriores especificaban la variedad climática de un espacio
determinado dentro de cada categoría principal. Así, por ejemplo, un clima tipo Csa indica que se trata de un clima
templado con veranos secos y calurosos e inviernos húmedos y suaves, es decir,
lo que se conoce como un clima mediterráneo.
A continuación, se exponen los
principales tipos de clima del planeta considerando los valores, siempre aproximados, de
la temperatura y las precipitaciones.
Clima ecuatorial
Es característico de las regiones de
latitudes bajas, localizadas fundamentalmente entre los 10º N y
10º S. La temperatura y la humedad son altas y constantes a lo largo del
año. La temperatura media del mes más frío supera los 18 ºC, y la
temperatura media anual se sitúa por encima de los 25 ºC. Las
precipitaciones anuales sobrepasan los 1.500 mm e incluso, en algunas
áreas, los 3.000 milímetros. La duración del día y de la noche es muy similar.
Clima tropical
Es propio de las regiones tropicales.
Las temperaturas medias mensuales son elevadas y bastante uniformes a lo largo
del año, siendo la media anual superior a los 20 ºC. El régimen térmico
varía entre 3º y 10º, mayor en el interior y menor en las áreas costeras. Las
precipitaciones oscilan entre los 400 y los 1.000 mm anuales, aunque la
variedad de clima monzónico alcanza valores muy superiores. Alternan
las estaciones secas y lluviosas. En función de la distribución estacional de
las precipitaciones y de la cantidad se distinguen las variedades siguientes:
sudanés (precipitaciones entre 750 y 1.100 mm y tres estaciones, una seca
y fresca, otra seca y calurosa, y otra lluviosa), subecuatorial (dos estaciones
lluviosas y dos secas), saheliense (precipitaciones entre 400 y 750 mm,
con una larga estación seca) y monzónico (estación lluviosa de gran intensidad
que alterna con otra seca).
Clima desértico
Propio de las áreas desérticas, se
caracteriza por altas temperaturas y escasez de precipitaciones. Se
distinguen dos importantes variantes: el clima desértico cálido, con una
temperatura media anual en torno a los 20 ºC, una
fuerte oscilación térmica (puede alcanzar los 20º) y precipitaciones inferiores
a los 200 mm, y el clima desértico costero, que presenta una temperatura
media anual inferior a los 20 ºC, menor oscilación térmica (en general por
debajo de los 10º) y precipitaciones insignificantes, por debajo de los
100 mm anuales. Además de estos desiertos propios de la zona cálida o
tropical, existen otros tipos en la zona templada resultado de la degradación
de los climas propios de sus latitudes. Aquí cabría hablar de los desiertos
continentales, donde el elemento condicionante del régimen termo pluviométrico,
además de las altas presiones, es la continentalidad, que acentúa la sequía y
la oscilación térmica diaria.
Clima templado
Bajo este epígrafe se aúnan una gran
variedad de climas que tienen en común el hecho de contar con unas temperaturas
estivales más elevadas que en invierno. Los climas templados se clasifican en:
Clima
mediterráneo
Este tipo de clima se da
particularmente en los países ribereños del mar Mediterráneo, de ahí su
denominación, aunque se han establecido varios subtipos en relación con la
distancia a las masas oceánicas. También se da en la costa meridional de
Australia, en el suroeste de la República de Sudáfrica, en California
y en las estrechas áreas costeras de Chile central, donde los Andes actúan como
barrera climática. En sentido amplio, define el clima de las regiones costeras
occidentales de los continentes comprendidas dentro de la zona de las latitudes
medias de la Tierra (entre los 30º y los 45º, aproximadamente). Se caracteriza
por veranos cálidos, secos y soleados, e inviernos suaves y húmedos. Las
temperaturas medias anuales varían entre los 12 ºC y los 18 ºC, y la
oscilación térmica anual está comprendida entre los 10º y los 15º por lo general.
El promedio de precipitaciones se sitúa entre los 400 y los 700 mm,
concentradas en el invierno, ya que durante el verano el clima está sujeto a la
presencia de anticiclones subtropicales, y en el invierno, a las depresiones de
la atmósfera.
Clima chino
Este clima presenta una temperatura
media ligeramente superior a la del mediterráneo, lo mismo que la oscilación
térmica anual, que supera los 15º. El promedio de precipitaciones sobrepasa los
1.000 mm, concentradas en el periodo estival, que contrasta con la sequedad
del invierno.
Clima oceánico
Es el clima característico de las
regiones comprendidas dentro de la zona de latitudes medias de la Tierra
sujetas a la influencia oceánica. La proximidad del mar determina una amplitud
térmica anual en general pequeña y unas precipitaciones importantes
(1.000-2.000 mm) y bien distribuidas a lo largo del año, aunque el máximo
se sitúa en la estación invernal. La temperatura media depende de la latitud,
aunque se puede establecer en torno a los 10 ºC; los inviernos presentan unas
temperaturas moderadas y en verano son frescas.
Clima
continental
Este clima es propio de las regiones
del interior de los continentes. Se caracteriza por una relativa escasez de
precipitaciones, sobre todo en invierno, debido a la distancia que las separa
de las áreas de influencia marítima, y por una notable amplitud térmica
estacional (que puede alcanzar hasta los 60º), con unas temperaturas estivales
bastante altas que contrastan fuertemente con los inviernos fríos. La
temperatura media anual es inferior a los 10 ºC. Las precipitaciones
oscilan entre los 300 y los 700 mm de promedio, que se producen
principalmente en verano. Se pueden distinguir varios tipos: el siberiano (el
más extremado, con una temperatura media inferior a los 0 ºC, una oscilación
térmica que puede alcanzar los 60º y precipitaciones inferiores a los
200 mm anuales concentradas en el periodo estival); el manchuriano (con un
temperatura media inferior a los 10 ºC, oscilación térmica en torno a los
40º y precipitaciones, concentradas en el periodo estival, que superan los
500 mm); y el ucraniano (con unas características térmicas similares al
anterior, aunque la temperatura media es ligeramente más baja y la amplitud un
poco superior, y unas precipitaciones comprendidas entre los 300 y los
400 mm anuales).
Clima polar
Clima propio de aquellas regiones que
presentan una temperatura media mensual y anual por debajo de los 0 ºC,
amplitudes térmicas superiores a los 30º y precipitaciones insignificantes que
se producen en forma de nieve. En estas regiones, cubiertas por la nieve
durante la mayor parte del año, el tipo de suelo característico es el
permafrost.
Clima de alta montaña
En las montañas la temperatura
disminuye con la altitud, mientras que aumentan las precipitaciones, al menos hasta
un cierto nivel altimétrico. La montaña, en este sentido, altera las
características de la zona climática en la que se sitúa. Por este motivo, no se
pueden establecer unos rasgos con validez universal que lo definan, aunque sus
variedades climáticas son fácilmente reconocibles, como el clima alpino.
Presenta unas temperaturas invernales negativas y unas estivales positivas,
aunque la temperatura media anual se establece en torno a los 0 ºC; la
oscilación térmica es inferior a los 20º y las precipitaciones, más abundantes
en verano que en invierno, superan los 1.000 mm anuales. Este clima de
alta montaña es el que predomina en la cordillera andina.
Por último, como se mencionó con
anterioridad, tienen lugar cambios microclimáticos causados por la acción antrópica. Así, por ejemplo, en las
ciudades se forman las denominadas "islas de calor"; cuando este
espacio se encuentra bajo una situación anticiclónica cálida, durante la noche
la temperatura es más alta en relación con el medio
ambiente circundante. También la contaminación atmosférica de los núcleos urbanos provoca un
aumento de la nubosidad media, modifica el régimen de lluvias, altera la
circulación de los vientos y disminuye la radiación solar y la transparencia del aire.
Las precipitaciones
En climatología es de sumo interés el estudio de la humedad ya que debida
a ella se realizan las precipitaciones que tienen consecuencias biológicas.
De todos los fenómenos meteorológicos
la lluvia es la de mayor importancia para la superficie terrestre y la vida del hombre. De la cantidad y el régimen de
precipitaciones dependen la descomposición de las rocas, la formación de suelos, la erosión, etc.
El agua contenida en el aire se
renueva de forma permanente ya que siempre tiene que conservar un grado de
humedad.
El aire puede absorber mayor cantidad
de vapor de agua cuando mayor sea su temperatura, la evaporación del agua
contenida en el mar, en los lagos o ríos formando las lluvias.
Las precipitaciones sólidas, nieve o
granizo s producen cuando la masa del aire es inferior a cero grados.
Las precipitaciones se pueden producir
por convección, cuando una masa de aire cálido se enfría al elevarse formando
una masa nubosa que al saturarse de humedad origina lluvia.
El Clima En Venezuela
Por su posición latitudinal (1o a 12o
N), al norte de Sudamérica, Venezuela está bajo la influencia de la
hondonada intertropical de bajas presiones ecuatoriales, donde convergen los
vientos alisios del noreste y del sureste. Como consecuencia de la circulación
general de la atmósfera, de diciembre hasta abril la mayor parte del país está
afectada por la zona del alisio del noreste, donde se produce subsidencia de
las masas de aire, que origina
fuertes inversiones de temperatura a alturas de 1500 a
2000 msnm. Por encima de esa
altura, el aire carece por completo de humedad, por lo que el proceso convectivo de formación de nubes se ve
muy limitado, produciendo así la temporada seca en Venezuela. La región norte
del país se ve afectada con relativa frecuencia por perturbaciones de origen
extratropical, especialmente frentes fríos, entre enero y abril, que provocan
precipitaciones dentro de la temporada seca.
Desde mediados de abril hasta
noviembre, debido al desplazamiento gradual del sistema de presiones hacia al norte, el país
está casi en su totalidad bajo la influencia de la zona de convergencia
intratropical, franja de muy intensa actividad covectiva (formación de nubes),
que determina la temporada lluviosa sobre Venezuela. La zona sur del país,
entre los paralelos 1o y 4o N, aproximadamente, está siempre bajo la influencia
de la convergencia intertropical, por lo que nunca se presenta un período seco.
En el país se presentan muy diferentes
situaciones climáticas; la precipitación varía de menos de 400 mm anuales en
parte de la franja costera a más de 4000 mm anuales en el sur del país, y las
temperaturas medias diarias oscilan de más de 28oC a menos de 0oC en los
páramos andinos. Según la clasificación de Koeppen, en Venezuela existen estos
tipos climáticos:
- Tropical Desértico (árido), ubicación hacia la franja costera de Falcón y de Sucre, en el golfo de Cariaco, en las islas de Coche y Cubagua, y en la zona de Restinga, de la isla de Margarita.
- Tropical Estepario (semiárido), ubicado hacia la parte norte de los estados Zulia y Falcón, la depresión Lara-Falcón, la zona costera central, las zonas costeras de la depresión de Unare y parte del estado Sucre, hacia el golfo de Cariaco, y gran parte de la isla de Margarita.
- Tropical de Sabana, ubicado en toda la zona de los llanos, en los pie de montes de las serranías de la Costa y de los Andes, en gran parte de los estados Zulia y Lara, en todo el norte del estado Bolívar, incluyendo la zona de la Gran Sabana, en parte de la costa de los estados Falcón y Yaracuy, y en parte de la costa hacia el golfo de Paria.
- Tropical Monzónico, ubicado como una franja transicional entre los climas tropical de sabana y tropical de selva, hacia el piedemonte de Perijá, al sur y parte de la costa oriental y suroriental del lago de Maracaibo, en parte de las costas del estado Sucre y el piedemonte de turimiquire, en parte de los estados Delta Amacuro, Bolívar y Amazonas, en el piedemonte de las serranías de San Luis (estado Falcón) y de la costa (estados Yaracuy, Carabobo, Aragua y Miranda).
- Tropical de Selva, ubicado hacia las sierras de Perijá y San Luis, el sur del lago de Maracaibo, Barlovento, en la parte oriental de los estados Delta Amacuro y Bolívar, en la parte sur del estado Bolívar y en todo el estado Amazonas.
- Templado de altura siempre lluvioso, ubicado hacia las zonas más elevadas de los estados Bolívar y Amazonas, en las partes más altas de las serranías de turimiquire y de Perijá, en ambas vertientes de la cordillera de los andes y en la zona de El Nula, estado Táchira.
- Templado de altura, ubicado en gran parte de la cordillera de los Andes.
- Páramo de altura, ubicado en las zonas localizadas a más de 3000 msnm en la cordillera de los Andes.
- Glacial de altura, ubicado en los picos nevados de la cordillera de los Andes.
Además de estas diferencias en los
climas del país, dentro de cada gran región climática se presentan diferencias
espaciales y temporales en el comportamiento de los parámetros climáticos.
Así, por ejemplo, en los llanos, a
pesar de formar parte de la zona con clima tropical de sabana, y de su gran
uniformidad fisiográfica, existe un gradiente general este-oeste de precipitación,
que va de un inicio de la temporada lluviosa en junio, con una duración de 5
meses y 900 mm anuales en los llanos orientales, hasta un inicio de la
temporada lluviosa en abril, con una duración de 9 meses y 1800 mm anuales en
los llanos altos occidentales. Esta variabilidad espacio-temporal es aún mayor
en las zonas montañosas.
En general, los meses más fríos del
años son diciembre y enero, y los más cálidos marzo y abril, excepto en la zona
de los llanos, donde a menudo los meses más fríos son julio a septiembre, por
efecto de las elevadas precipitaciones.
Las temperaturas medias son, en
general, elevadas, variando entre 23oC y 29oC; el principal factor modificador
de la temperatura es la altitud. En las zonas montañosas
del país se presentan muy fuertes gradientes de temperatura, como se observa en
el caso de las estaciones El Vigía (130 msnm) y Mucubají (3560 msnm), donde las
temperaturas del mes más frío varían de 26.3oC a 5.4oC, en una distancia
horizontal menor de 100 Km
La amplitud térmica anual (diferencia
entre el mes más frío y el más cálido) es muy baja, en general menor 5oC, por
lo que el clima del país puede calificarse de isotermo. La amplitud térmica
diaria o termoperíodo (diferencia entre las temperaturas máximas y mínima
medias) está por el orden de 9oC a 12oC, excepto en las zonas costeras, donde
disminuye a unos 6oC.
En Venezuela,
las direcciones prevalecientes del viento (es decir, desde donde sopla), son la
Norte (N), Nornoroeste (NNE) y Noreste (EN). En las zonas costeras, la dirección prevaleciente es la Este franco (E),
excepto cuando algún accidente de la costa modifica la entrada, como en
Barcelona. En las zonas montañosas el patrón planetario del alisio está
profundamente modificado, y la dirección prevaleciente del viento depende de la
topografía, como se observa en el caso de Mérida. Estas direcciones
prevalecientes , y así, en la temporada lluviosa, aumenta la frecuencia de
vientos con componente sur, especialmente del Sur-Oeste.
La velocidad media del viento (correspondiente a la
dirección prevaleciente) varía, en la zona costera, de unos 2.5 m/s al este a
unos 5 m/s al oeste; en el centro del país, las velocidades son del orden de
unos 3 m/s en promedio.
El clima de cada región depende de una serie de factores:
La latitud: las tierras cercanas al
ecuador son calientes porque reciben más directamente las radiaciones del sol.
Algunas son húmedas, porque las atraviesan vientos cálidos y húmedos que traen
lluvias. Otras tienen un clima desértico: en ellas se originan vientos calientes
y secos.
La orientación de la ladera: cuando
los vientos húmedos chocan con un cerro, se elevan y enfrían. Al enfriarse, el
vapor de agua se condensa y llueve sobre la ladera frontal. Luego el viento
continúa, pero ya ha perdido su humedad y no transporta nubes. La ladera
opuesta será seca.
La cercanía del mar, las corrientes
marinas: las grandes masas de agua absorben, retienen y liberan lentamente
su humedad. De esta manera ejercen un efecto moderador sobre las oscilaciones
de temperatura. Las corrientes marinas frías o calientes cercanas a las costas,
también ejercen efecto sobre la temperatura y humedad.
La vegetación proporciona
sombra al suelo, disminuyendo la pérdida de humedad y los bruscos cambios de
temperatura. La transpiración de las hojas evapora lentamente el agua que
captan las raíces.
El clima es un factor determinante en la
formación del suelo: cambios de temperatura, lluvias y vientos contribuyen al
desgaste de la roca madre. Igualmente, influyen en la existencia de las
plantas, que sujetan el suelo y le aportan materia orgánica.
El agua y el viento son los principales agentes
climáticos que causan la erosión del suelo.
El agua produce escorrentías, especialmente en
las zonas en pendiente no protegidas por la vegetación o las barreras de piedra.
Estas escorrentías arrastran las partículas de suelo y forman cárcavas. La
tierra arrastrada se sedimenta en las zonas bajas, provocando inundaciones.
El viento también contribuye a la erosión de
los suelos desnudos. Las partículas arrastradas pueden depositarse sobre los
cultivos, perjudicándolos. A veces forman tormentas de polvo que son
perjudiciales para la salud.
La zona de convergencia intertropical (ZCIT o ZCI) es la región del globo terrestre donde convergen los vientos
alisios del hemisferio norte con los del hemisferio sur. A esta región también
se la conoce como frente intertropical o zona de convergencia ecuatorial, en
inglés se conoce por el acrónimo ITCZ (Intertropical
Convergence Zone). Se caracteriza por ser un ancho cinturón de baja presión constituido por corrientes de aire
ascendente, donde convergen grandes masas de aire cálido y húmedo provenientes
del norte y del sur de la zona
intertropical.
4. LAS PRECIPITACIONES OCURRIDAS EN
1999
Las
precipitaciones registradas en la estación meteorológica del aeropuerto de
Maiquetía, presentaron un promedio anual de 510
milímetros durante los últimos
cuarenta años. En el año 1999 se multiplicaron de manera significativa
alcanzando 1910mm. Adicionalmente, debe señalarse que las lluvias acumuladas
hasta el mes de octubre, presentaban una proyección anual del orden de unos
500mm. Pero hacia finales de año se produjeron importantes incrementos en
relación con la referencia promedio.
El mes de noviembre y
especialmente en diciembre se produjeron precipitaciones significativas: 15
días de lluvias torrenciales continuas desde finales de noviembre, hasta
alcanzar 911mm en 3 días. Durante un periodo muy corto tuvimos lluvias de gran
magnitud y en particular, el día 15 de diciembre en la noche llegamos a tener
lluvias, que en una hora acumularon más de 72
milímetros . Todo esto generó una
perspectiva catastrófica para el Estado Vargas.
La noche del 15 al 16 de
diciembre de 1999, las lluvias originaron la transformación de pequeños
riachuelos de verano en ríos inmensos que bajaron de las montañas. El efecto de
pendientes mayores a 30º, una vez saturados los suelos por la acumulación de
las precipitaciones, generaron numerosos movimientos de masa y progresivamente
produjeron erosión, desprendimiento de la capa vegetal, arrastre de sedimentos
y formación de flujos de lodo, materiales vegetales y troncos en un flujo que
fue aumentando en densidad por la mezcla con material fino, hasta ser capaz de
levantar rocas de gran magnitud, desplazándolas grandes distancias. Los flujos
fueron de densidades y características muy variadas, desde flujos de agua, de
ocurrencia anual, hasta flujos hiperconcentrados y de detritos (Grases et al,
2000, Urbani, et al, 2000). Este proceso destruyó edificaciones y todo tipo de
infraestructura, produjo pérdida
de la capa vegetal en zonas montañosas, alteró historias locales,
cambió la geografía, desapareció
playas y modificó el frente costero y produjo severos daños en asentamientos
urbanos, generó muerte y desolación en el
Estado Vargas y un profundo pesar en el pueblo venezolano, ensombreciendo la
celebración de la navidad del año
1999 y la llegada del nuevo milenio.
Se
analizó el fenómeno ocurrido en 1999, y al compararlo con el ocurrido en 1951,
en el, cual también se produjeron fuertes lluvias y arrastre de sedimentos, se
determinó que el fenómeno de 1999 tuvo un mayor poder destructivo (Urbani et
al, 2000). Otros especialistas indican que “el evento fue de carácter
extraordinario y único a escala mundial, en lo que se refiere a erosión,
transporte y deposición de materiales por procesos fluviales. Los aludes
torrenciales modificaron significativamente la línea de costa del litoral
central en una franja de 50km aproximadamente, depositando un estimado de 20
millones de metros cúbicos en los conos de deyección de las quebradas”, “una estimación del período de retorno
para las lluvias máximas de 24 horas lo ubica en el orden de 500 años”. (López el al. 2000). Esto
demuestra el enorme potencial de daño del evento ocurrido y evidencia el
significativo daño generado.
La actividad humana sobre el planeta Tierra ha
provocado y sigue provocando cambios en el medio ambiente. En la actualidad,
uno de los más preocupantes es el cambio climático. Según la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, éste queda definido del
siguiente modo:
”Por cambio climático se entiende un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.
A partir de finales del siglo XVII en que el
hombre empezó a utilizar combustibles fósiles, la combustión de petróleo,
carbón y gas natural ha provocado la acumulación de dióxido de carbono. Este
gas, junto con otros como el metano y los óxidos de nitrógeno, ejerce una gran
influencia sobre el clima de la Tierra, provocando un aumento de la temperatura
de la superficie terrestre.
La causa de este cambio climático, también
conocido como calentamiento global, es el denominado efecto invernadero, y los
gases que lo provocan son los llamados gases de invernadero.
Para comprender este efecto hay que tener en
cuenta que:
- Alrededor del 30% de la energía que el Sol envía a la Tierra es reflejada por las nubes y por la superficie terrestre.
- El 70 % restante es absorbida.
- La Tierra no absorbe toda la energía sino que refleja parte de ella en forma de radiaciones. Parte de la radiación infrarroja es retenida por los gases que producen el efecto invernadero y vuelve a la superficie terrestre. El resultado es que la superficie de nuestro planeta se calienta.
Este efecto natural mantiene la Tierra lo
suficientemente caliente como para hacer posible la vida sobre el planeta, sin
grandes fluctuaciones climáticas. Se considera que sin el efecto invernadero
producido por el dióxido de carbono natural la temperatura de la Tierra sería
de alrededor de 20ºC bajo cero.
En los últimos 100 años la Tierra ha registrado
un aumento de entre 0,4 y 0,8 ºC en su temperatura promedio. Esta pequeña
variación en el delicado equilibrio térmico puede llegar a tener importantes
consecuencias:
- Grandes cambios en el clima a nivel mundial, haciéndolo cada vez más impredecible, con alteraciones en las temperaturas y en las lluvias.
- Disminución de la producción agraria.
- Incremento en la desertificación.
- Descongelación de los casquetes polares y elevación del nivel del mar, causando inundaciones en las zonas costeras y continentales.
El temor a estas consecuencias ha motivado la adopción
de políticas destinadas a paliar los efectos del cambio climático, y sobre todo
a disminuir la producción por parte de los países industrializados de los gases
de invernadero.
Entre estas iniciativas cabe destacar el
Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 en elámbito de las Naciones Unidas, que
contiene el compromiso asumido por la mayoría de los países industrializados de
reducir las emisiones de algunos gases de efecto invernadero en una media de un
5% con respecto al nivel de 1990, dentro del periodo que va desde el año 2008
al 2012.
Los países participantes en la cumbre climática
del 2011 de Durban en Sudáfrica, adoptaron un compromiso para negociar un nuevo
tratado del clima a largo plazo y aprobaron una extensión del Protocolo de
Kyoto que limita las emisiones de dióxido de carbono.
La nueva hoja de ruta para un acuerdo global
propone elaborar hasta el 2015 un acuerdo vinculante del clima para limitar el
calentamiento del planeta en más de dos grados, tanto entre países
desarrollados como emergentes. Ello implicará que Estados Unidos, China e
India, países con grandes emisiones de CO2, adopten también un mayor
compromiso.
Sin embargo este acuerdo entraría en vigencia en el 2020. Para evitar que exista un vacío legal, los negociadores acordaron extender la vigencia de Protocolo de Kyoto que vence el 31 de diciembre del 2012, para un segundo período a partir del 1 de enero del 2013, a fin de evitar un vacío legal, teniendo en cuenta que se trata del único instrumento internacional y legalmente vinculante para reducir las emisiones de CO2.
Sin embargo este acuerdo entraría en vigencia en el 2020. Para evitar que exista un vacío legal, los negociadores acordaron extender la vigencia de Protocolo de Kyoto que vence el 31 de diciembre del 2012, para un segundo período a partir del 1 de enero del 2013, a fin de evitar un vacío legal, teniendo en cuenta que se trata del único instrumento internacional y legalmente vinculante para reducir las emisiones de CO2.
Actividad 8
¿Cuándo empezó el problema del aumento del dióxido de carbono en la atmósfera?
¿Qué es el cambio climático?
¿Cuál es la causa del cambio climático?
Cita varios gases de efecto invernadero.
¿Qué sustancias han provocado la acumulación de
dióxido de carbono?
¿Es malo el efecto invernadero? ¿Por qué?
¿Qué es el Protocolo de Kyoto?
¿Cuál es su vigencia?
Di varias consecuencias del aumento del efecto
invernadero.
¿Que países emiten más dióxido de carbono?
¿Qué ocurrió en Durban? ¿Qué finalidad tenía?