Hace un tiempo una señora me dice:
Ahora los profesores no quieren trabajar, están haciendo huelga para que le aumenten el sueldo, como si
tuvieran un gran trabajo, cualquiera se sienta en un escritorio, abre un libro
y comienza a dictar o a copiar en una pizarra.
Yo no le conteste nada, tampoco hice caso omiso a su crítica, pues
yo sabía que algún día iba a tener la
oportunidad de explicarle lo que es de verdad ser docente, y así fue.
A las semanas siguientes ella me dice:
¿Su trabajo es como bastante complicada Sra. María?
A lo que con todo gusto le respondí:
Yo tengo el mejor trabajo del mundo, tengo la mejor profesión que
cualquier ser humano podría tener, el ser docente no es solo abrir un libro y
dictar un contenido, ser docente es : mirar todas las mañanas alrededor de cuarenta
estudiantes en un aula de clases, conocer a cada uno como individuo y a la vez
como parte del grupo, es saber si el niño durmió bien o no con solo mirarlo, es
preocuparse por si comió o no comió antes de venir a la escuela, es saber que
cada uno tiene vidas completamente diferentes al resto del mundo y que en su
entorno existen factores contaminantes que preocupan, es saber reconocer en un
instante que tipo de lagrima están brotando de sus ojos, si son por tristeza o
de alegría, de orgullo o por miedo, es intentar sacar una sonrisa de triunfo
todos los días para ayudar a superar etapas, es recordar tu niñez y pensar lo hermosa y supuestamente descomplicada que era
la vida, es ver cada orificio de la camisa, pantalón, zapatos o medias y tener
a la mano hilo y aguja para coser, es tener a niños con dificultades en el
aprendizaje de diferente índole, tratar de comprenderlos y enseñarles a todos.
Es sentir angustia cuando un niño se cae, se golpea o se rompe su
piernita, es tener a la mano una curita o alcohol, en su defecto un abrazo y una
palabra de aliento, secar sus lagrimas y decirle que continúe, que nada a
pasado; es respirar la tos o un estornudo de un niño que esté enfermo y se
acerque a ti con ganas de que lo apapaches (consentir), es tener que comprar
semanalmente champo para piojos porque las niñas te abrazan tanto que es
imposible que ha una docente no se contamine con esos bichos, es sentarse con
cada uno de ellos a revisar sus cabezas y asearlas, peinarlas, ponerlas
coquetas, es enseñar a amarrar sus trenzas, a acompañarlos al baño cuando les
duele la pancita, es saber descifrar una mirada.
Es cuando el corazón te grita que algo está pasando con un niño
que de repente desmejora en conducta y académicamente, es el arte de transmitir
amor y seguridad por medio de un abrazo.
La señora no supo que decirme…
Un buen profesor es la base de una
educación exitosa y para que esto sea así precisa tener una serie de
habilidades personales y profesionales. Porque enseñar no es solo transferir conocimientos,
es mucho más, se trata de saber crear las condiciones necesarias para que los
estudiantes aprendan a pensar y a construir su propio
conocimiento sobre el mundo que les rodea.
Un buen profesor necesita no solo
un amplio conocimiento de la materia que imparte y un plan de estudio; necesita ser entusiasta,
cariñoso y empático pero también firme y respetuoso, responsable, puntual, flexible y comunicativo. Éstas
entre otras características conforman las claves para ser un buen profesor.
Un buen profesor entre las muchas habilidades que
debe desarrollar ha de mostrar ante todo:
1. Empatía, para ponerse en
el lugar del estudiante y entender sus dificultades o inquietudes; entenderle y
ayudarle a superar los obstáculos que le frenan o para ponerle los retos
necesarios que le permitan ir más lejos.
2. Paciencia, para
tratar tanto con aquellos estudiantes que les cuesta mucho como para los que
siempre quieren más, para saber esperar a los más
lentos pero también para adaptarse a los que acaban demasiado rápido.
3. Entrega por su profesión y
por el trabajo que ejerce. El buen profesor se preocupa por transmitir y
contagiar el afán de superación que supone aprender sin importarle el número de
estudiantes por clase ni las diferencias cognitivas, culturales, sociales o
económicas que existan entre ellos.
4. Entusiasmo por lo que hace,
capaz de motivar a sus estudiantes y contagiarles las ganas
de aprender y saber. Un entusiasmo capaz de llegar al estudiante y hacerle
despertar la curiosidad ante lo que le rodea.
5. Creatividad. Un
buen profesor ha de ser capaz de ser creativo tanto en el modo de atraer la
atención de los estudiantes como en la forma de exponer sus conocimientos
creando lecciones únicas, cautivantes y dinámicas.
6. Flexibilidad. Ante
una situación especial o problema debe ser capaz de cambiar y encontrar el
camino para que todos los estudiantes comprendan el concepto que está
explicando. Cambiar el rumbo y adaptarse a las necesidades del grupo de clase.
7. Coherencia en sus decisiones. Un
buen maestro debe saber poner normas y reglas en su aula
coherente y consistente, debe ejercer la autoridad que su posición le otorga
sin caer el autoritarismo lo que le restaría credibilidad y alejaría de sus
estudiantes. Por ejemplo, si no permite a sus estudiantes comer chicle, él
tampoco debe hacerlo.
8. Humildad. Un buen
maestro por más que se esfuerce puede no ser infalible, como cualquier persona
puede cometer errores. Ser capaz de reconocerlos, admitirlos y pedir disculpas
es una cualidad que siempre jugará a favor del profesor, aumentando la confianza
de los niños en él, ya que le verán como lo que es, un ser humano.
9. Respeto hacia sí mismo,
hacia sus compañeros y obviamente hacia sus estudiantes y respectivos
padres. Si hay algo que deben tener en cuenta los profesores es que son un
modelo a seguir para cada uno de los estudiantes, que les observan
constantemente como actúan, cómo hablan, cómo se mueven, responden o visten.
10. Responsabilidad, ya
que trabaja con un material muy sensible: los niños y precisamente la formación
de sus estudiantes es el trabajo más importante que tiene que ejercer. Por eso
un profesor responsable llega puntual, se prepara bien las clases, motiva a sus
estudiantes, es creativo y comunicativo, atento y paciente buscando siempre lo
mejor para todos ellos.