ESTRATEGIAS DIDACTICAS

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martes, 13 de marzo de 2018

IMAGEN DEL MAESTRO IV EL MAESTRO HACE FÁCIL LO DIFÍCIL




El maestro hace fácil lo difícil

Un maestro es una persona cuya función específica dentro de la sociedad es la de facilitar el desarrollo intelectual, personal y social de sus estudiantes; dicho en otras palabras su propósito es ayudarlos a aprender nuevos conocimientos y a desarrollar nuevas actitudes o formas de comportamientos. De acuerdo, solo de aquí surge la pregunta: ¿Cómo? Todos, padres de familia, maestros e incluso los mismos estudiantes, esperan que los objetivos del aprendizaje sean alcanzados; todos consideran que el maestro eficaz y profesional es aquel que lo logra.

Algunos achacan su éxito a factores propios de su personalidad, al hecho de que sea justo, amable, receptivo, comprensivo, responsable, confiable y otros, a que posee un dominio suficiente de las asignaturas que enseña y un profundo conocimiento de los niños y jóvenes así como sus etapas de desarrollo, de la forma como aprender los seres humanos, así como a la habilidad que tenga para crear los ambientes propicios para que se dé el aprendizaje. En realidad son necesarios todos los aspectos necesarios.

Para que un profesor cumpla satisfactoriamente su función y, además, logre proyectar la imagen del maestro que convierte en fácil lo difícil, es imperativo el dominio de todo lo relacionado con el aprendizaje, y la conducta del ser humano, y no depender, como en otras épocas, del sentido común y las experiencias en el aula. Sin afán de desecharlos, pues ambos aspectos son de gran importancia, el maestro moderno tendrá que echar mano de gran variedad de conceptos provenientes de la psicología, sociología, antropología y otras muchas disciplinas, lo que te permitirá interpretar correctamente la compleja realidad de los salones de clases y poner en práctica las estrategias necesarias para reforzarla o corregirla, caso necesario, y de esta manera construir un entorno que fortalezca el proceso educativo.

Un ejemplo muy común es el que se refiere a los reforzamiento (psicología); cuando un estudiante observa un mal comportamiento, casi siempre lo hace por la imperiosa necesidad de reconocimiento al llamar la atención del grupo; y el maestro, al pedirle públicamente que atienda a la clase, refuerza esta conducta y el niño continua portándose mal. En este caso, el maestro está reforzando una conducta negativa. Si por el contrario, el estudiante realiza un mejor esfuerzo para cambiar algún mal habito y el maestro lo alaba públicamente convirtiéndolo en un ejemplo a seguir para el grupo, está reforzando una conducta positiva. Como se verá el maestro, puede resolver o agravar situaciones utilizando un mismo recurso. Por consiguiente, es muy conveniente que, en primer lugar, se interprete lo que ocurre dentro del aula y luego se aplique el reforzamiento o se elija alguna otra estrategia que proporcione mejores resultados. No debe olvidarse que aunque se posea el conocimiento teórico sobre algún concepto, esto no significa que ase domine, ya que para esto se requiere de su utilización practico y repetida en casos concretos.

Además, también son muy importantes las actitudes que demuestra el maestro. Puesto que una actitud es una predisposición para actuar, ya sea de manera positiva o negativa, hacia las personas, ideas o situaciones, su influencia dentro del proceso enseñanza -aprendizaje   es determinante. Una actitud tiene un efecto directo sobre la conducta. Por ejemplo, si un maestro debe entender los sentimientos de sus estudiantes, antes tendrá que comprender los suyos propios; tampoco deberá guardar hacia los niños actitudes o sentimientos que vayan en detrimiento de su labor; ni manifestar afinidades o rechazos hacia determinados estudiantes, ni inclinaciones o aversiones por ciertos grupos étnicos, e incluso ni simpatía o antipatía en algunos tipos de conducta de sus discípulos, ni actitudes negativas hacia las demás materias que imparte.

Por último, además del dominio de las materias que imparte, también debe tener un profundo conocimiento de las técnicas de enseñanza que faciliten el aprendizaje de los estudiantes. En primera instancia, el maestro deberá crear dentro del aula un ambiente propicio para que se dé el proceso de aprendizaje; implantando una serie de reglas disciplinarias, vigilando y reforzando su cumplimiento; luego, tendrá que cuidar todas sus actitudes de tal forma que no interfieran con su labor, para después proceder con la enseñanza de las distintas asignaturas aplicando las técnicas de enseñanza que sean necesarias.

El proceso de enseñanza en relación con el aprendizaje, consiste en una serie de actividades que realiza el maestro con el propósito de plantear situaciones que permitan que los estudiantes adquieran nuevas conductas o modifiquen las que poseen. Son ejemplos de actividades la conducción del grupo, las órdenes verbales, las preguntas, las exposiciones y la aplicación de pruebas entre otros,  teniendo siempre presente que enseñar es transmitir el conocimiento adquirido por incontables generaciones, así como estimular, conducir facilitar y evaluar el proceso de aprendizaje, conformado a su vez por las distintas actividades que realizan los estudiantes sobre la base de sus capacidades y experiencias previas. Si el trabajo del docente se reduce solo a que sus discípulos escuchen sus clases, lean sus libros de texto y resuman los contenidos, los resultados tendrán que ser muy pobres. Es distinto cuando le proporciona mejores situaciones y los conduce para que sus experiencias sean enriquecedoras; por ejemplo, haciéndoles leer varios textos, elaborar resúmenes, esquemas o mapas mentales, los haga reflexionar grupalmente y obtener conclusiones.

Ahora bien, ¿Qué técnicas, además de las usadas pueden captar la atención, aclarar las dudas y reforzar el conocimiento?

Por principio de cuentas, ¿Cuál es, en conclusión la función del maestro? Exponer sus ideas. ¿Por qué? Porque independientemente del grado escolar que se trate, la necesidad de dar a conocer a los estudiantes hechos, conceptos o principios, de explicar conocimientos largos complicados, o de aclarar las dudas, que se presenten, le obligara a exponer permanentemente y como consecuencia, tendrá que dominar las técnicas relacionadas con esta actividad.

La primera técnica es la inducción, que comprende tanto las actividades como las explicaciones necesarias  para relacionar las experiencias previas del niño con los objetivos de la clase preparada por el maestro. Con esto se logra una actitud receptiva en los estudiantes que favorece el aprendizaje; o lo que es lo mismo, se capta su atención cumpliendo con el principio que señala que “la primera función motivacional del maestro es involucrar al estudiante en el aprendizaje”. Pero no solo eso, por medio de la inducción se puede crear un marco de referencia completamente organizado para las ideas, principios o información que el maestro expondrá después; aquí también puede aumentarse la comprensión de las ideas abstractas mediante ejemplos y analogías, y, finalmente, con la inducción se estimula el interés del educando con el propósito de hacerlo participar en la clase.

En segunda, vendría el desarrollo de la clase auxiliado por todos los apoyos didácticos necesarios promoviendo la participación del grupo. Naturalmente que aquí se incluye la resolución de ejercicios, problemas, etc.

Una segunda técnica es la explicación que consiste en una plática planeada donde el maestro aclara cualquier idea o procedimiento que el estudiante no haya comprendido totalmente durante la clase. El explicar con toda claridad es un arte que debe dominar el docente, puesto que es imprescindible en cualquier exposición. Por medio de la explicación se demuestran las relaciones de causa-efecto, se muestra como una acción especifica que rige como una ley o regla general, se ejemplifica un proceso o procedimiento, o se pone en claro la intención de una acción o de un proceso. Toda explicación consta de cuatro partes: la identificación del propósito de la explicación, la definición de las ideas claves, la demostración o ejemplificación y el resumen o conclusión.

Otra técnica muy útil es la del cierre, la cual es complementaria de la inducción y es considerada como una actividad culminante, análoga a la planeación de una clase. En esta ultima por lo general, se señala el objetivo, la manera como se alcanzara este y el momento en el que los estudiantes sabrán que ya lo alcanzaron; mientras que en el cierre, el maestro enseña y lleva a cabo todas aquellas acciones y explicaciones con las cuales obtiene una conclusión adecuada de la exposición presentada, ayudando al mismo tiempo a que los estudiantes ordenen sus ideas en relación a lo visto en la clase. En función de lo anterior, sus propósitos son los siguientes:

El primer propósito es atraer la atención hacia el final de la clase, evitando esos típicos cierres que la cortan repentinamente, (“?tienen alguna duda? ¿No?, excelentes, cierran sus libros y cuadernos y prepárense para ir al receso”.), para señalar, en cambio, que ha llegado el momento más importante de la clase, donde todos juntos obtendrán una conclusión. Es por eso que esta técnica requiere de una cuidadosa planeación que considerara el tiempo necesario para su realización.

El segundo propósito es ayudar a que el estudiante organice su aprendizaje recapitulando los diferentes aspectos revisados en la clase, incluyendo las actividades realizadas, y presentándolos como un cuadro coherente y significativo. Lo anterior conduce naturalmente al tercer propósito: reforzar los aspectos principales que se aprendieron centrando la atención de los estudiantes en las ideas esenciales de los temas que se enseñaron. Esto equivale a un reforzamiento que aumentara las posibilidades de que el estudiante recuerde la información relevante de los contenidos presentados.



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