El suelo
Se denomina suelo a la parte superficial de la corteza
terrestre, biológicamente activa, que proviene de la desintegración o
alteración física y química de las rocas y de los residuos de las actividades
de seres vivos que se asientan sobre ella.
Los suelos son sistemas
complejos donde ocurren una vasta gama de procesos
físicos y biológicos que se ven reflejados en la gran
variedad de suelos existentes en la tierra.
Son muchos los procesos que
pueden contribuir a crear un suelo particular, algunos de estos son: la
deposición eólica, sedimentación en cursos
de agua, meteorización, y deposición de material
orgánico.
De un modo simplificado
puede decirse que las etapas implicadas en la formación del suelo son las
siguientes:
Instalación
de los seres vivos (microorganismos, líquenes, musgos, etc.) sobre ese sustrato
inorgánico. Esta es la fase más significativa, ya
que con sus procesos vitales y metabólicos, continúan la meteorización de los
minerales, iniciada por mecanismos inorgánicos. Además, los restos vegetales y animales a través de la fermentación y la putrefacción enriquecen ese
sustrato.
Mezcla
de todos estos elementos entre sí, y con agua y aire intersticiales. Inicialmente, se da la
alteración de factores físicos y químicos de las rocas, realizada,
fundamentalmente, por la acción geológica del agua y otros agentes geológicos
externos, y posteriormente por la influencia de los seres vivos, que es
fundamental en este proceso de formación. Se desarrolla así una estructura en
niveles superpuestos, conocida como el perfil de un suelo, y una composición
química y biológica definida. Las características locales de los sistemas
implicados —litología y relieve, clima y biota—
y sus interacciones dan lugar a los diferentes tipos de suelo.
Los procesos de alteración
mecánica y meteorización química de las rocas, determinan la formación de un
manto de alteración o eluvión que, cuando por la acción de los mecanismos de
transporte de laderas, es desplazado de su posición de origen, se denomina
coluvión.
Sobre los materiales del
coluvión, puede desarrollarse lo que comúnmente se conoce como suelo; el suelo
es el resultado de la dinámica física, química y biológica de los materiales
alterados del coluvión, originándose en su seno una diferenciación vertical en
niveles horizontales u horizontes. En estos procesos, los de carácter biológico
y bioquímico llegan a adquirir una gran importancia, ya sea por la descomposición
de los productos vegetales y su metabolismo,
por los microorganismos y los animales zapadores.
El conjunto de disciplinas
que se abocan al estudio del suelo se engloban en el conjunto denominado Ciencias del Suelo, aunque
entre ellas predomina la edafología e incluso se usa el adjetivo edáfico
para todo lo relativo al suelo. El estudio del suelo implica el análisis de su mineralogía, su física, su química y su biología.
Tipos de suelos
Existen dos clasificaciones
para los tipos de suelo, una según su estructura y otra de acuerdo a sus formas
físicas.
Por funcionalidad
Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para la agricultura.
Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color
blanco, secos y áridos, y no son buenos para la agricultura.
Suelos humíferos (tierra
negra): Tienen abundante materia orgánica en descomposición, de color oscuro,
retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.
Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color
amarillento y retienen el agua formando charcos. Si se mezclan con el humus que
es la sustancia compuesta por ciertos productos orgánicos de naturaleza pueden
ser buenos para cultivar.
Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el
agua y no son buenos para el cultivo.
Suelos mixtos: Tiene características intermedias entre los suelos
arenosos y los suelos arcillosos.
Por características físicas
Litosoles: Se considera un tipo de suelo
que aparece en escarpas y afloramientos rocosos, su espesor es menor a
10 cm y sostiene una vegetación baja, se conoce también como leptosoles
que viene del griego leptos que significa delgado.
Cambisoles:
Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación de arcilla. Se divide en
vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
Luvisoles:
Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con saturación superior al
50%.
Acrisoles:
Presentan un marcado horizonte de acumulación de arcilla y bajo saturación de
bases al 50%.
Gleysoles:
Presentan agua en forma permanente o semipermanente con fluctuaciones de nivel
freático en los primeros 50 cm.
Fluvisoles:
Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la mayoría son ricos en
calcio.
Rendzina: Presenta un horizonte de
aproximadamente 50 cm de profundidad. Es un suelo rico en materia orgánica
sobre roca caliza.
Vertisoles:
Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos de contracción y
expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y cercanos
escurrimientos superficiales.
Clasificación de los suelos
Estructura de un suelo ránker. Tomada en La Pola de Gordón. León. España.
El suelo se puede
clasificar según su textura: fina o gruesa, y por su estructura: floculada, agregada o dispersa, lo que
define su porosidad que permite una mayor o menor circulación del agua, y por
lo tanto la existencia de especies vegetales que necesitan concentraciones más o menos elevadas de agua o de gases.
El suelo también se puede
clasificar por sus características químicas, por su poder de absorción de coloides y por su grado de acidez (pH), que
permite la existencia de una vegetación más o menos necesitada de ciertos
compuestos.
Los suelos no evolucionados
son suelos brutos, muy próximos a la roca madre y apenas tienen aporte de materia orgánica. Son resultado de
fenómenos erosivos o de la acumulación reciente de aportes aluviales. De este
tipo son los suelos polares y los desiertos,
tanto de roca como de arena, así como las playas.
Los suelos poco
evolucionados dependen en gran medida de la naturaleza de la roca madre.
Existen tres tipos básicos: ránker,
rendzina y los suelos de estepa.
Los suelos ránker son más o menos ácidos, como los suelos de tundra y los alpinos.
Los suelos rendzina se forman sobre una roca madre carbonatada, como
la caliza, suelen ser fruto de la erosión y son suelos básicos.
Los suelos de estepa se desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El aporte de materia orgánica es muy alto. Según sea la aridez del clima pueden ser de colores desde castaños
hasta rojos.
En los suelos evolucionados
encontramos todo tipo de humus, y
cierta independencia de la roca madre. Hay una gran variedad y entre ellos se
incluyen los suelos de los bosques
templados, los de regiones con gran abundancia de precipitaciones, los de climas templados y el suelo rojo mediterráneo. En
general, si el clima es propicio y el lugar accesible, la mayoría de estos
suelos están hoy ocupados por explotaciones
agrícolas.
El suelo como sistema ecológico
Constituye un conjunto
complejo de elementos físicos, químicos y biológicos que compone el sustrato
natural en el cual se desarrolla la vida en la superficie de los continentes. El suelo es el hábitat de una biota específica de microorganismos y pequeños animales que constituyen el edafón. El suelo es propio de las
tierras emergidas, no existiendo apenas contrapartida equivalente en los ecosistemas acuáticos. Es importante
subrayar que el suelo así entendido no se extiende sobre todos los terrenos,
sino que en muchos espacios lo que se pisa es roca fresca, o una roca alterada
sólo por meteorización, un regolito,
que no merece el nombre de suelo.
Desde el punto de vista
biológico, las características del suelo más importantes son su permeabilidad, relacionada con la porosidad, su estructura y su composición química. Los suelos
retienen las sustancias minerales que las plantas necesitan para su nutrición vegetal y que se liberan por la degradación de
los restos orgánicos. Un buen suelo es condición primera para la productividad
agrícola.
En el medio natural los
suelos más complejos y potentes (gruesos) acompañan a los ecosistemas de mayor biomasa y diversidad, de los que son a la vez
producto y condición. En este sentido, desde el punto de vista de la
organización jerárquica de los ecosistemas,
el suelo es un ecosistema en sí y un subsistema del sistema ecológico del que
forma parte.
Fertilidad del suelo
La concepción del término
fertilidad ha ido modificándose con el tiempo y en la actualidad más se acerca
al concepto de productividad que a otra cosa. O sea, lo que ofrece
potencialidad nutricional a un suelo no es sólo su contenido de nutrientes,
sino todos aquellos factores tanto químicos como físicos y biológicos que
influyen sobre la disponibilidad y accesibilidad de los nutrientes por la
planta. Con relativa frecuencia se olvida que el secreto para lograr la
expresión concreta de toda la potencialidad de un suelo radica en contribuir a
la acción articulada de cada uno de sus fracciones particulares. O sea, hay que
conocer cada uno de esos componentes del suelo y sobretodo, la forma en que
están interactuando con el resto para poder, mediante manejo, lograr su mejor
expresión.
Los altos rendimientos en
los cultivos son el resultado de múltiples factores que se inician con un buen
diagnóstico de la fertilidad del suelo y de la calidad del agua de riego. Es
importante utilizar un adecuado sistema de muestreo, un buen procedimiento de
análisis y un razonable control de calidad analítica en el laboratorio. El
siguiente paso es llevar a cabo una buena interpretación de los resultados de
los análisis y posteriormente generar una adecuada recomendación de la
fertilización, a partir de una meta determinada de rendimiento. Los otros
factores involucran un conveniente manejo de la labranza ya sea convencional o
de conservación, una adecuada decisión en cuanto a genotipos y fechas de
siembra a utilizar, un adecuado arreglo de las plantas en el terreno para
captar la mayor cantidad de radiación, una correcta decisión de formas y épocas
de fertilización, un adecuado manejo de la sanidad del cultivo, un buen
abastecimiento de agua y una adecuada aireación del suelo (Castellanos, 1858).
Suelo orgánico
Liquen sobre una roca.Tienen gran importancia en la formación del
suelo.
El estudio de la dinámica
del suelo muestra que sigue un proceso evolutivo al que son aplicables por
completo los conceptos de la sucesión
ecológica.
La formación de un suelo profundo y complejo requiere, en condiciones
naturales, largos períodos de tiempo y el mínimo de perturbaciones. Donde las
circunstancias ambientales son más favorables, el desarrollo de un suelo a
partir de un sustrato geológico bruto requiere cientos de años, que pueden ser
millares en climas, topografías y litologías menos favorables.
Los procesos que forman el
suelo arrancan con la meteorización física y química de la roca
bruta. Continúa con el primer establecimiento de una biota, en la que
frecuentemente ocupan un lugar prominente los líquenes, y el desarrollo de una
primera vegetación. El aporte de materia orgánica pone en marcha la
constitución del edafon. Éste está formado por una comunidad de
descomponedores, bacterias y hongos sobre todo y detritívoros, como los colémbolos o los diplópodos, e incluye también a las
raíces de las plantas, con sus micorrizas. El sistema así formado
recicla los nutrientes que circulan por la cadena trófica. Los suelos
evolucionados, profundos, húmedos y permeables suelen contar con las lombrices de tierra, anélidos oligoguetos comedores de suelo, en su edafón, lo que a su vez favorece una
mejor mezcla de las fracciones orgánica y mineral y la fertilidad del suelo.
Causas de la degradación o destrucción de los suelos
Meteorización: consiste en la alteración
que experimentan las rocas en contacto con el agua, el aire y los seres vivos
Meteorización física o mecánica es aquella que se produce cuando, al bajar las temperaturas, el agua
que se encuentra en las grietas de las rocas se congela. Así aumenta su volumen
y provoca la fractura de las rocas.
Meteorización química es aquella que se produce
cuando los materiales rocosos reaccionan con el agua o con las sustancias
disueltas en ella.
Erosión: consiste en el desgaste y
fragmentación de los materiales de la superficie terrestre por acción del agua,
el viento, etc. Los fragmentos que se desprenden reciben el nombre de detritos.
Transporte: consiste en el traslado de
los detritos de un lugar a otro.
Sedimentación: consiste en el depósito
de los materiales transportados, reciben el nombre de sedimentos, y cuando
estos sedimentos se cementan, originan las rocas sedimentarias.
Los suelos se pueden destruir
por las lluvias. Estas van
lavando el suelo, quitándole todos los nutrientes que necesita para poder ser fértil, los árboles no pueden crecer
ahí y se produce una deforestación que conlleva como consecuencia la desertificación.
Destrucción de los suelos
Erosión eólica y sobrepastoreo en los páramos arenosos del volcán
Chimborazo, Ecuador.
La tala de bosques y la erosión
Las cifras indican que la
destrucción de bosques llega en nuestro país a niveles abrumadores. Hace 10
años se hablaba de 400.000 hectáreas anuales. Hoy, los más optimistas se sitúan
en 600.000 hectáreas en tanto que otros consideran que se están destrozando
800.000.
Datos muy serios afirman que en el término
de doce o trece años se habrán agotado nuestros árboles y será necesario
importar toda la madera de consumo.
Con las selvas y los
montes, se habrá extinguido también una inmensa variedad de especies animales y
vegetales, que constituyen parte fundamental de nuestro patrimonio natural y
del mundo.
Y con la destrucción de la
vegetación, se agotarán también las aguas y los suelos. En la actualidad cada
año sepultamos en el fondo mar cerca de 500 millones de toneladas de tierra fértil arrastradas por los torrentes que, sin obstáculos, desmoronan las
laderas desprovistas de la protección de la vegetación.
Y los ríos, destruido el
equilibrio de sus cuencas, y deteriorados sus cursos por el exceso de
sedimentación, no tienen ya capacidad de navegación ni de contención de aguas.
En consecuencia, cada año aumentan las miles de hectáreas inundadas con pérdidas incalculables,
tanto en vidas humanas como en recursos materiales.
Conservación
Suelo fértil, bien conservado en Stowbridge, Norfolk, Inglaterra.
La conservación de los
suelos se logrará con la educación de las personas. Debemos tener en
cuenta que un suelo se forma durante un lapso de miles y miles de años, gracias
a la acción de factores como el viento,
la temperatura y el agua. Estos, lentamente van desmenuzando las rocas, hasta
reducirlas a pequeñas partículas, que al unirse con los restos de plantas y
animales conforman el suelo.
Una vez formado, el suelo
es protegido y conservado por la vegetación que crece sobre su superficie.
Cuando el hombre corta los árboles y deja expuestas las partículas del suelo a
la acción del sol, el viento y el agua, se produce la temida erosión. La capa
vegetal es arrastrada hacia el fondo de los océanos,
y aquellos terrenos fértiles quedan transformados en desiertos. Dicho
empobrecimiento del suelo también es causado por desyerbar conazadón, por las
quemas, por el uso exagerado de herbicidas y fertilizantes,
entre otros.
Para detener la destrucción
de este recurso, se hace urgente iniciar la plantación de árboles y la defensa
de los bosques nativos. El agricultor debe adquirir la sana costumbre de rotar los cultivos, de trazar los
surcos en sentido diferente a la pendiente del terreno, de plantar barreras
vivas para evitar el rodamiento de las partículas. De todos es el compromiso de
proteger las fuentes de agua, como ríos y quebradas, conservando toda la
vegetación de la cuenca.
Formación del suelo
Ejemplo de distintas etapas que puede tener
el desarrollo del suelo.
El suelo puede formarse y
evolucionar a partir de la mayor parte de los materiales rocosos, siempre que
permanezcan en una determinada posición el tiempo suficiente para permitir las
anteriores etapas. Se pueden diferenciar:
Suelos autóctonos, formados a partir de la alteración de la roca que
tienen debajo.
Suelos alóctonos, formados con materiales provenientes de lugares
separados. Son principalmente suelos de fondos de valle cuya matriz mineral
procede de la erosión de las laderas.
La formación del suelo es
un proceso en el que las rocas se dividen en partículas menores mezclándose con
materia orgánica en descomposición. El lecho rocoso empieza a deshacerse por
los ciclos de hielo-deshielo, por la lluvia y por otras fuerzas del entorno:
El lecho de roca madre se descompone cada vez en partículas menores.
Los organismos de la zona contribuyen a la formación del suelo
desintegrándolo cuando viven en él y añadiendo materia orgánica tras su muerte.
Al desarrollarse el suelo, se forman capas llamadas horizontes.
El horizonte A, más próximo a la superficie, suele ser más rico en
materia orgánica, mientras que el horizonte C contiene más minerales y sigue
pareciéndose a la roca madre. Con el tiempo, el suelo puede llegar a sustentar
una cobertura gruesa de vegetación reciclando sus recursos de forma efectiva cuando el suelo es maduro suele contener un horizonte B, donde se
almacenan los minerales lixiviados.
Composición
Los componentes del suelo
se pueden dividir en sólidos, líquidos y gaseosos.
Sólidos
Este conjunto de
componentes representa lo que podría denominarse el esqueleto mineral del
suelo. Y entre estos, componentes sólidos, del suelo destacan:
Silicatos, tanto residuales o no completamente meteorizados, (micas, feldespatos, y fundamentalmente cuarzo).
Como productos no plenamente formados, singularmente los minerales
de arcilla, (caolinita, illita,
etc.).
Óxidos e hidróxidos de Fe (hematites, limonita, goethita) y de Al (gibbsita, boehmita), liberados por el mismo
procedimiento que las arcillas.
Clastos y granos
poliminerales como materiales residuales de la alteración mecánica y química
incompleta de la roca originaria.
Otros diversos compuestos minerales cuya presencia o ausencia y
abundancia condicionan el tipo de suelo y su evolución.
Carbonatos (calcita, dolomita).
Sulfatos (aljez).
Cloruros y nitratos.
Sólidos de naturaleza orgánica o complejos órgano-minerales, la
materia orgánica muerta existente sobre la superficie, el humus o mantillo:
Humus joven o bruto formado por restos distinguibles de hojas, ramas
y restos de animales.
Humus elaborado formado por sustancias orgánicas resultantes de la
total descomposición del humus bruto, de un color negro, con mezcla de
derivados nitrogenados (amoníaco, nitratos), hidrocarburos, celulosa, etc. Según el tipo de
reacción ácido-base que predomine en el suelo, éste puede
ser ácido, neutro o alcalino, lo que viene determinado también por la roca
madre y condiciona estrechamente las especies vegetales que pueden vivir sobre
el mismo.
Líquidos
Esta fracción está formada
por una disolución acuosa de las sales y los iones más comunes como Na+, K+, Ca2+,
Cl-, NO3-,… así como por una amplia serie
de sustancias orgánicas. La importancia de esta fase líquida en el suelo
estriba en que éste es el vehículo de las sustancias químicas en el seno del
sistema.
El agua en el suelo puede estar relacionada en tres formas
diferentes con el esqueleto sólido:
Tipos de líquido en el suelo.
La primera, está constituida por una partícula muy delgada, en la
que la fuerza dominante que une el agua a la partícula sólida es de carácter
molecular, y tan sólida que esta agua solamente puede eliminarse del suelo en
hornos de alta temperatura. Esta parte del agua no es aprovechable por el
sistema radicular de las plantas.
La segunda es retenida entre las partículas por las fuerzas
capilares, las cuales, en función de la textura pueden ser mayores que la fuerza de la
gravedad. Esta porción del agua no percola,
pero puede ser utilizada por las plantas.
Finalmente, el agua que excede al agua capilar, que en ocasiones
puede llenar todos los espacios intersticiales en las capas superiores del
suelo, con el tiempo percola y va a alimentar los acuíferos más profundos. Cuando todos los
espacios intersticiales están llenos de agua, el suelo se dice saturado.
Gases
La fracción de gases está
constituida fundamentalmente por los gases atmosféricos y tiene gran variabilidad
en su composición, por el consumo de O2, y la producción de CO2 dióxido de carbono. El primero siempre
menos abundante que en el aire libre y el segundo más, como consecuencia del metabolismo respiratorio de los seres vivos del suelo, incluidas
las raíces y los hongos. Otros gases comunes en suelos con mal drenaje son el metano (CH4 ) y el óxido nitroso (N2O).
Estructura del suelo
Horizontes
Se llaman horizontes del
suelo a una serie de niveles horizontales que se desarrollan en el interior del
mismo y que presentan diferentes caracteres de composición, textura, adherencia, etc. El perfil del suelo es la organización vertical de todos
estos horizontes.
Clásicamente, se distingue
en los suelos completos o evolucionados tres horizontes fundamentales que desde
la superficie hacia abajo son:
Horizonte O, "Capa superficial del
horizonte A"
Horizonte A, o zona de lavado vertical: Es el más superficial y en él enraíza
la vegetación herbácea. Su color es generalmente oscuro por la abundancia de
materia orgánica descompuesta o humus elaborado, determinando el paso del agua
arrastrándola hacia abajo, de fragmentos de tamaño fino y de compuestos
solubles.
Horizonte B o zona
de Precipitado: Carece prácticamente de humus,
por lo que su color es más claro (pardo o rojo), en él se depositan los
materiales arrastrados desde arriba, principalmente, materiales arcillosos, óxidos e hidróxidos metálicos, etc., situándose en este
nivel los encostramientos calcáreos áridos y las corazas lateríticas tropicales.
Horizonte C o subsuelo: Está constituido por la parte más alta del material rocoso in situ, sobre el que se apoya
el suelo, más o menos fragmentado por la alteración mecánica y la química (la
alteración química es casi inexistente ya que en las primeras etapas de
formación de un suelo no suele existir colonización orgánica), pero en él aún
puede reconocerse las características originales del mismo.
Horizonte D, horizonte R, roca madre o material rocoso: es el material rocoso subyacente
que no ha sufrido ninguna alteración química o física significativa. Algunos
distinguen entre D, cuando el suelo es autóctono y el horizonte representa a la
roca madre, y R, cuando el suelo es alóctono y la roca representa sólo una base
física sin una relación especial con la composición mineral del suelo que tiene
encima.
Los caracteres, textura y
estructura de los horizontes pueden variar ampliamente, pudiendo llegar de un
horizonte A de centímetros a metros. Otra explicación más corta es la siguiente
La profundidad del suelo
depende de factores como la inclinación, que permite el arrastre de la tierra
por las aguas, y la naturaleza del lecho rocoso. La piedra caliza, por ejemplo, se erosiona más
que la arenisca, por lo que
produce más productos de descomposición. Pero el factor más importante es el
clima y el efecto erosivo de los agentes atmosféricos.
Clasificación de los suelos
Para denominar los
diferentes tipos de suelo que podemos encontrar en el mundo, se han
desarrollado diversos tipos de clasificaciones que, mediante distintos
criterios, establecen diferentes tipologías de suelo. De entre estas
clasificaciones, las más utilizadas son:
Clasificación climática o zonal, que se
ajustan o no, a las características de la zona bioclimática donde se haya
desarrollado un tipo concreto de suelo, teniendo así en cuenta diversos
factores como son los climáticos y los biológicos, sobre todo los referentes a
la vegetación. Esta clasificación ha sido la tradicionalmente usada por la
llamada Escuela Rusa.
Clasificación genética, en la que se
tiene en cuenta la forma y condiciones en las que se ha desarrollado la génesis
de un suelo, teniendo en cuenta por tanto, muchas más variables y criterios
para la clasificación.
Clasificación analítica (conocida como soil taxonomy), en la que se definen
unos horizontes de diagnóstico y una serie de caracteres de referencia de los
mismos. Es la establecida por la Escuela Americana.
Hoy día, las
clasificaciones más utilizadas se basan fundamentalmente en el perfil del
suelo, condicionado por el clima. Se atiende a una doble división: zona climática y, dentro de cada zona, el grado de evolución. Dentro
de ésta, se pueden referir tres principales modelos edáficos que responderían a
las siguientes denominaciones:
Podzol: es un suelo típico de climas húmedos y fríos.
Chernozem: es un suelo característico de las regiones de climas
húmedos con veranos cálidos.
Latosol o suelo laterítico: es frecuente en regiones tropicales de
climas cálidos y húmedos, como Venezuela y en Argentina (Noreste, Provincia de
Misiones, frontera con Brasil).
Textura del suelo
La textura del suelo está
determinada por la proporción de los tamaños de las partículas que lo
conforman. Para los suelos en los que todas las partículas tienen una granulometría similar, internacionalmente se usan
varias clasificaciones, diferenciándose unas de otras principalmente en los
límites entre las diferentes clases. En un orden creciente de granulometría
pueden clasificarse los tipos de suelos en arcilla, limo, arena, grava, guijarros, barro o bloques.
En función de cómo se
encuentren mezclados los materiales de granulometrías diferentes, además de su
grado de compactación, el suelo
presentará características diferentes como supermeabilidad o su capacidad de retención de agua y
su capacidad de usar desechos como abono para el crecimiento de las plantas.
Importancia del suelo
El suelo tiene gran
importancia porque interviene en el ciclo del agua y los ciclos de los
elementos y en él tienen lugar gran parte de las transformaciones de la energía
y de la materia de todos los ecosistemas.
Además, como su
regeneración es muy lenta, el suelo debe considerarse como un recurso no renovable y cada vez más escaso, debido a que
está sometido a constantes procesos de degradación y destrucción de origen
natural o antropológico.
Año Internacional de los Suelos
La 68ª sesión de la
Asamblea General de la ONU declaró 2015 Año Internacional de los Suelos
(A/RES/68/232). El Año
Internacional de los Suelos 2015 tiene
como objetivo aumentar la concienciación y la comprensión de la importancia del
suelo para la seguridad alimentaria y las funciones ecosistémicas esenciales.
La Organización de la Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es
la encargada de implementar el Año Internacional de los Suelos 2015 (AIS) en el
marco de la Alianza Mundial por el Suelo y en colaboración con los gobiernos y
la secretaría de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la
Desertificación (CNULD
Actividad 15
¿Qué significa: “El suelo como síntesis de las condiciones ambientales”?
Realiza un mapa de concepto sobre la
definición de suelo
¿Cuáles son las características de los
suelos? explícalas
Realiza una tabla de colores de algunos tipos
de suelo.
Realiza un cuadro comparativo sobre la
textura de los suelos?
¿Cuál es el perfil del suelo?
¿Cómo es el proceso de transformación del
suelo?
¿Qué importancia tienen los aportes de
materiales al suelo?
¿Qué es traslocacion?
¿Qué es la lixiviación?
¿Qué es un suelo maduro?
Nombra y explica los tipos de suelo
Explica ¿Cuál es la relación entresuelo y
clima
Realiza un diagrama sobre los suelos en
Venezuela.
¿Qué es humus y cuál es su importancia?
¿Cuáles son las geósferas que interactúan en
el origen, desarrollo y evolución del perfil del suelo?
Realiza un mostrario sobre la textura de los
suelos.
Explica ¿Por qué el desarrollo anárquico
puede agravar la erosión?
Explica 4 medidas destinadas a reducir el
impacto de la erosión
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