ESTRATEGIAS DIDACTICAS

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martes, 13 de marzo de 2018

IMAGEN DEL MAESTRO III EL MAESTRO LO SABE TODO



El maestro lo sabe todo

“Un buen maestro tiene que ser competente dentro de una gran variedad de aspectos y demostrar su habilidad en múltiples ocasiones”
Para llevar a cabo una labor informativa de calidad, es preciso poseer un profundo conocimiento y claro. Esto significa que no es suficiente el hecho de superar, por escaso margen, el conocimiento que sobre determinado tema pudieran tener los estudiantes; en definitiva, este tendrá que ser mucho más amplio, profundo y siempre nacido de la reflexión, de tal forma que cuando se transmita, sea posible hacerlos sin que se cometan errores y dentro de un contexto universal, que permita al maestro establecer una vinculación existente entre las distintas ramas del saber humano.

Aunque es natural que, los contenidos que se imparten a los estudiantes no sean profundos, al maestro en cambio, le será imprescindible que posea esa calidad para que pueda llevar a cabo su labor. Esto le obligara a preparar meticulosamente las clases, con ejemplos, actividades, láminas, cuadros o esquemas, previendo incluso las dificultades que puedan presentarse. Este trabajo de preparación es muy necesario, ya que gracias al educado proyectara ante sus discípulos una imagen positiva: la autoridad de la enseñanza.
Todo el mundo se dará cuenta de la facilidad con la que habla del tema; de la seguridad con la que cita datos, fechas e informaciones adicionales, de la rapidez con la que encuentra distintos apoyos didácticos tales como lecturas, ilustraciones, fotografías, esquemas, mapas, entre otros, y todo dentro de un orden perfecto.

Jamás se debe olvidar que el estudiante siempre será  el primer crítico del maestro. El se da cuenta de las vacilaciones y titubeos que tiene su profesor, de las rectificaciones que realiza sobre su discurso, de los errores en que incurre al dar  instrucciones sobre determinadas actividades, de todos esos problemas sin solución que le presentan debido a que están planteados. En fin, Que como resultado de la inseguridad que el maestro demuestre durante el desarrollo de las clases, pierde su credibilidad y la confianza de todo el grupo.

En cambio, si cumplen con el requisito indispensable del conocimiento amplio de las materias que enseña, su expresión oral, apoyada por la mímica causara una excelente impresión a sus estudiantes, quienes entonces se dará cuenta del dominio que posee y terminaran por obtener absoluta confianza en él, pues sentirán que puede ayudarles cuando ellos lo necesiten, mirándole como una autoridad que es capaz de resolver cualquier dificultad que se les presente.


Por lo tanto, por el hecho de preparar adecuadamente cada una de las clases, el maestro demostrara:

v  Que conoce la asignatura y que posee la habilidad necesaria para impartirlas.

v  Que es capaz de analizar los problemas y los fenómenos relacionados con cada asignatura.

v  Que es capaz de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje en contextos más amplios y profundos.

Por otra parte, esta imagen de autoridad que proyecta el educador hace sentir a los demás que están ante alguien que conoce y que está seguro de ese conocimiento, aunque al mismo tiempo esta consciente de las imitaciones de su saber y esto le hace seguir aprendiendo, situación que le permite segur proyectando la misma imagen.

La autoridad, aunque difícil de describir, es muy fácil de percibir, y crea una relación muy especial con el profesor y sus estudiantes, lo cual es fundamental porque permite al primero tanto dirigirlos como influir en ellos. Además, el hecho de que sea capaz de decir “no se”  no le restara autoridad y si, en cambio. Le hará verse sincero a los ojos de los demás. Un maestro integro no miente ni finge saber cuando en realidad no sabe.

Incluso también puede ocurrir que a veces se muestre desordenado o denote no haber preparado su clase. Tampoco aquí pierde su autoridad. El verdadero problema se presenta cuando el maestro dice a cada momento que “no sabe” o se ha convertido en un desordenado habitual. En ambos casos, si esto ocurriera, dejaría de ser maestro.

El conocimiento y la destreza o habilidad son fundamentales para el profesor, y la imagen de autoridad proyectada se convierte en parte de su personalidad. Claro está que el maestro no es perfecto; sin embargo, como autoridad en el conocimiento sabe más que sus discípulos. El único problema que puede presentarse es que llegue a asumir una figura de suficiencia; no debe olvidar que por la misma fuerza de la costumbre es posible que adquiera el habito de contestar con ese “tono de maestro” tan característico o cualquier pregunta que se le haga fuera de la clase o, pero aun,  que crea que su juicio es infalible y, por tanto, se convierte en arbitrario.

Pero fuera de esta posibilidad, la cual se ve neutralizada por el desarrollo  que como persona caracteriza a un buen maestro, ofrece a sus estudiantes las siguientes ventajas:

v  La presencia de alguien que ya recorrió el camino del conocimiento y que, por lo mismo, es capaz de guiarlos con absoluta seguridad.

v  El contar con un maestro cuyo conocimiento experto los anima y fortalece a la vez que se les atrae hacia el estudio y la experiencia, factores esenciales para poder aprender.

v  El convertir con un ejemplo real de las ventajas de conocer y aprender, y que les demuestre como una persona que sabe esta consciente de que no lo sabe todo y por lo mismo respetan a los que saben menos y se interesa por ellos, convirtiéndose en la vía que comunica la ignorancia con el conocimiento, y el apoyo seguro que lo difícil parezca fácil.

                Lcda. María de los Ángeles Martínez



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