ESTRATEGIAS DIDACTICAS

">

Comments

4/recentcomments

martes, 6 de marzo de 2018

El zapato de un millón de dolares



Existen muchos libros para conseguir el éxito, para lograr la motivación, entre otras cosas, pero luego de que decidiste ser un emprendedor ¿Qué debes hacer? En este libro te muestro el antes, el durante y el después del maravilloso arte de emprender, te doy un ejemplo del zapato de un millón de dólares por medio de un breve cuento en el prologo, así entenderás lo que te quiero enseñar, te doy herramientas para el camino y comparto contigo 75 sugerencias de negocios para nuevos emprendedores, es un libro bastante completo para ti, la biblia del emprendedor

Prologo


En un extraño lugar llamado “El Pueblo de no sé Quién”, vive un singular personaje llamado Pepenacho, este es un tipo muy raro y ya les explico el por qué:
En “El Pueblo de no sé Quien” vivían personas que estaban acostumbradas a la rutina, hacían todo como siempre se había hecho desde hace sopotosientos años, el señor de la bodega tenía ese oficio porque su padre y el padre de su padre lo habían hecho, al igual que el zapatero, el carpintero, el carnicero, el lechero, el cartero, entre todos los demás oficios que son delegados por herencia familiar, siempre había sido así y sus hijos tenían que ser igual, incluyendo sus nietos y bisnietos, no se podía cambiar eso, pues dicen las malas lenguas que si lo haces te irías al mismísimo infierno, el cachudo te vendrá a buscar y te jalara por lo pies, te llevara con el si haces lo contrario a lo que se ha hecho durante todos estos años.
Pero la maldición no termina allí, si estas colaborando con esa persona que se está saliendo del carril correrás con la misma suerte, tomando en cuenta que colaborar con el atrevido personaje significa que no le digas a nadie que está haciendo algo indebido o que no colabores con las multas que debes hacer para tratar de que vuelva al carril (multas es castigos).
Pero no se preocupen, el pueblo estaba preparado para semejante catástrofe si llegara a pasar. En la plaza del pueblo tenían en un pedestal un zapato muy singular, era un zapato hecho de metal, macizo, fuerte y pesado, pero lo más extraño era que se adaptaba al pie de todos los integrantes del pueblo. Si por casualidad a alguien se le ocurría desviarse del camino cualquiera podría tomarlo y ponérselo para que con este lograra enderezar al loco que se atreviera a pensar diferente.
Por otro lado, Pepenacho era el hijo del doctor, un puesto bastante elevado y con mucho porvenir, tenía el mayor estatus y era muy respetado, Pepenacho se sentía muy orgulloso de tener el padre que tenia, buen cargo, era un hombre responsable, tenía en sus manos el bienestar del resto del pueblo, aparte de ser un buen padre, buen esposo, buen hijo y buen amigo… que mas podía pedir.
Pero a pesar de su gran orgullo sentía dentro de su ser que algo no encajaba, ¿será que estoy enfermo? Se preguntaba así mismo, y decidió ir al consultorio de su padre para que lo chequeara.
Hola papa, vengo a que me recetes una medicina.
El padre responde, ¿te sientes mal?
Si, contesta, me he sentido diferente.
¿Como así?  Debes ser mas especifico. Dice su padre.
Bueno, he sentido un vacio en el estomago, siento un impulso que no se cómo describirlo, es algo que me recorre el cuerpo, desde mi cabeza hasta mis pies, siento que el corazón se me sale, va muy acelerado y me hace caminar de aquí para allá.
¿Y qué comiste esta mañana? le pregunta el padre.
Bueno, cereal y panqueques.
Creo que es una sobredosis de energía, eso pasa por tu edad, los jóvenes suelen desatar una reserva de energía acumulada por algunos años, te aconsejo que utilices esa energía en tus estudios, recuerda que estudiar para ser médico no es fácil y necesitas tiempo y mucha energía. Dice el padre.
Papa, con respecto a eso quisiera hablar.
El padre asustado le dice, bien dime lo que quieras siempre y cuando no me vayas a salir con que no es la carrera que quisieras estudiar, eso sería lo peor que le puede pasar a la familia y al pueblo.
No papa, no te preocupes, es solo que estoy asustado, la universidad queda en el siguiente condado, no se con que me vaya a conseguir, no sé cómo son las personas, no sé cómo es la vida allá, y aunque no está lejos y puedo regresar todos los días, siento que voy directo al matadero.
El padre aliviado dice: tranquilo, tú solo tienes que tener en la mente todo lo que te hemos enseñado aquí en el pueblo y todo estará bien.
Cabe destacar que las enseñanzas del pueblo se reducen a que si haces algo diferente el cachuo te vendrá a buscar y el pueblo no se quedara de brazos cruzados.
Llego el día.
Hora de ir a la universidad.
Pepenacho sentía un vacio, un susto, un no sé qué, pero bueno a comenzar se ha dicho.
Llegando a la institución se da cuenta de lo grande y bonita que es, hay muchas personas, arboles, edificios de estudio entre muchas cosas más.
Desorientado entra a un edificio, busca en su horario de clases el numero del aula que le corresponde, al conseguirla entra inmediatamente pues iba demorado.
Se sienta y comienza la clase, era muy extraño, el pensaba que se encontraría con una clase donde hablarían del cuerpo humano, total para eso es que se estudia medicina, para saber cómo curar el cuerpo humano.
Al contrario de esto, se da cuenta que el profesor está hablando de lo importante que es tener éxito personal, durante toda la clase Pepenacho se sintió atraído por el tema, escucho cada palabra de su docente como melodía pegajosa y relajante, hablaba sobre la importancia del éxito en la economía, en lo personal, en lo laboral y en lo profesional, también resaltaba las ventajas de tener una personalidad innovadora, creativa y sobretodo “LIBRE”.
Al terminar el tiempo de la clase, el profesor culmina con las siguientes palabras: “no importa lo que estudies sino el provecho que le saques a lo que aprendiste”
Al salir de clases le comenta a una compañera que estaba a su lado: que rara esta clase, aunque me gusto mucho pensé que hablaríamos del cuerpo humano.
¿Y por qué pensarías eso? Contesta.
Pues estamos estudiando medicina, es de lo que tenemos que saber, le dice Pepenacho.
La chica sonriente le contesta: eres bien despistado, esta es la facultad de economía y finanzas, la facultad de medicina queda en el edificio de al lado.
Impactado y con cara de estúpido, le contesta, no puede ser, me perdí mi primera clase.
Pues sí, pero no es algo del otro mundo, pregúntale a un compañero de que se trato la clase de hoy y mañana te recuperas, es la primera clase, no es mal de morirse. Dice su amiga
Y por cierto, me llamo Margot.
O si, que descortés, me llamo Pepenacho.
Un nombre muy particular, dice Margot.
Pues sí, ese es el nombre que escogió mi padre para mí.
Vi como quedaste maravillado con todo lo que hablo el profesor, dice Margot.
Me gusto mucho la clase, en realidad disfrute mucho la clase, dice Pepenacho.
¿Te gusta la economía? Pregunta Margot.
No lo sé, nunca había pensado en eso, siempre me dedique a pensar en cómo graduarme de medico con honores como mi padre.
Uff, desde ahora creo que tendrás eso metido en la cabeza. Debes tomar una decisión. Dice Margot.
Las decisiones no son una opción, si no hago lo que tengo predispuesto en mi vida el cachuo vendrá por mí.
¿Qué? Dice Margot. Explícate.
Bien, en mi pueblo tienen la idea de que si haces algo diferente un ser maligno y sobrenatural vendrá y te tomara por los pies para llevarte al lado más oscuro del infierno, le llamamos el cachuo.
Por Dios, dice Margot. ¿En qué pueblo vives?
En el pueblo de no sé quién. Contesta Pepenacho
Margot con cara de asombro, impactada y casi sin palabras le dice, ¿y tú crees en todo eso?
Pues claro contesta Pepenacho, crecí con esas creencias, no tengo por qué no creer, y ten cuidado porque si haces algo diferente el cachuo  vendrá por ti. Contesta Pepenacho y se despide.
Durante la noche Pepenacho no paraba de pensar en esa clase en particular, volvía a sentir un ataque de energía que le hacía caminar de un lado a otro, el corazón se le iba a salir del pecho de lo acelerado que estaba. Pero se repetía una y otra vez, “no pienses en eso, no pienses en eso” pero era inútil, seguía pensando.
Al día siguiente luego de salir de la clase de medicina y ponerse al día con la clase perdida, se encontró con Margot.
Hola Margot, dice Pepenacho.
Hola, contesta Margot.
Margot comienza la conversación diciéndole:
Pensé mucho en ti toda la noche y en lo que me dijiste sobre el cachuo, por eso quiero que caminemos un rato y hablemos.
Pepenacho muy asombrado le contesta, pues claro vamos.
Margot dice mientras caminaban: ¿te puedo llamar pepe?
Si, contesta Pepenacho.
Margot dice: En la vida hay cosas que te pueden causar intriga, susto, impulsos, sobresaltos, tristeza, miedo, entre otro montón de emociones, es decir, las emociones que algo te puede causar son infinitas, pero ese “ALGO” también tiene una gran gama o variedad.
¿A dónde vas con todo esto? Dice Pepenacho.
Tú te has limitado a pensar solo en lo que te dice tu papa y un grupo de personas, pero no has tomado en cuenta que es lo que quieres en realidad. Dice Margot
Yo quiero ser medico como mi padre, eso es verdad, no te miento, dice Pepenacho.
Pepe, ¿te has puesto a pensar si eso es lo que quisieres si no le tuvieras miedo al cachuo? Dice Margot.
Bueno, claro que no he pensado en eso, si lo pienso el cachuo me llevaría. Dice Pepenacho
Hay algo muy especial en ti, lo sé, lo siento, eres un ser maravilloso, inocente, honesto y leal a tus principios, pero no te has dado cuenta que tu ser va mas allá de lo que te diga la gente, tus limites los pones tu, nadie más, tú tienes que superar tus miedos, no hagas de estos tus enemigos, solo supéralos y aprende a convivir con ellos. Dice Margot.
¿Margot a donde quieres llegar con todo esto? Dice Pepenacho.
Solo escúchame, dice Margot.
En el momento que vi tu mirada cuando el profesor daba su clase me di cuenta que afloraban en ti unos grandes y maravillosos sentimientos, por tus ojos salía gran satisfacción, a mi parecer son las ganas que tienes de ser algo mas, y no lo digo porque no quieras ser médico o porque quieras ser otra cosa, recuerda que seas lo que seas, lo importante es llegar al límite con tus conocimientos, aprender a dar más de ti, a traspasar todo paradigma lógico o ilógico. Tú eres el dueño de lo que quieras pensar, de lo que quieras creer y por sobre todo de lo que quieras hacer.
Pero Margot. El cachuo… dice Pepenacho.
Pepenacho lamento decirte que el cachuo son tus miedos, que el cachuo es tu inseguridad, el cachuo son tus limites y también que santa Claus no existe ni el hada de los dientes ni el ratón Pérez. Lamento destruir tu infancia pero ya es hora de crecer. Le dice Margot.
Pepenacho, no sabía que decir, abrumado por todo lo que dijo Margot, se fue a su casa sin ni siquiera despedirse.
Durante toda la noche Pepenacho no paro de pensar en las palabras de Margot.
Al día siguiente, la familia y un amigo de su hermano se sientan a desayunar, Pepenacho aun pensando en las palabras de Margot, se le veía distraído lo cual llamo la atención de su padre.
Pepenacho, ¿qué te sucede? Aun te sientes mal.
¿Padre alguna vez has pensado en hacer algo diferente a tu profesión?
El padre molesto, muy molesto le aclara con voz alta:
Como se te ha podido ocurrir semejante erigía, mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo fueron los médicos de este pueblo, no tengo por qué pensar en algo diferente, que te ha pasado, estas como loco al pensar en algo así.
Pepenacho contesta: pero padre no digo que no fueras medico pero ¿alguna vez pensaste en levantar un dispensario privado donde puedas estar con tus colegas atendiendo a las personas o en un dispensario publico patrocinado por las empresas privadas y personas de buen corazón que quieran donar para esta causa?
El amigo del hermano de Pepenacho tenía el mismo rostro del resto de la familia, impactado, asustado y sin aire lo único que pudo decir o mejor dicho gritar fue “EREGIA EREGIA” salió corriendo a la plaza del pueblo, rompió el vidrio de emergencia y saco el gran zapato de metal.
Pepenacho al ver eso, se hizo a correr, corrió y corrió dando saltos por todo el pueblo escondiéndose de la gente pues ya se había corrido el rumor de que había un desviado y ellos no se podían dar el lujo de permitirlo pues el cachuo iría tras ellos también.
Cuando Pepenacho se dispone a salir del pueblo fue interceptado por la patrulla ciudadana, fue llevado a la plaza, donde seria multado.
Margot se sintió mal por haber sido tan directa con Pepenacho.
El es un chico ingenuo, sensible, no sé como lo tomaría. Se dice Margot… mejor me acerco al pueblo de Quién sabe que, para ver si está bien.
Llegando al pueblo se encuentra con la dantesca escena.
Pepenacho estaba siendo pateado con un zapato de metal. Su familia lloraba y le imploraban a Pepenacho que volviera al carril y se retractara de lo que dijo y de lo que pensaba. Pepenacho decía que no que hay más cosas en la vida por la que uno tiene que luchar como lo es la motivación y la pasión por hacer algo que te guste hacer.
El pueblo no lo podía creer, se sentían abrumados y ofendidos con sus palabras, el miedo por el cachuo los hacía pensar de forma diferente y mas lo pateaban.
No dejaremos que el cachuo nos lleve a nosotros también, decían mientras lo pateaban en el estomago, piernas, brazos cara y todo a lo que le llamen cuerpo humano de Pepenacho.
Margot, no sabía qué hacer y luego del pasmo emocional reacciona, corrió y lo cubrió con su cuerpo recibiendo también la gran paliza mientras le susurraba al oído, aguanta un poco más, todo va a pasar, aguantemos los dos algún día se darán cuenta que el cambio no es malo y que pensar diferente tampoco lo es.
Pepenacho susurra, no pararan hasta que yo lo decida.
Margot sorprendida se levanta como puede.
En ese momento Pepenacho salta con todas sus fuerzas, la gente del pueblo esta tan impactada que no sabía qué hacer.
Pepenacho tomo a la persona que tenía el zapato de metal, le hace una llave y con todo y lo herido y golpeado que estaba le logra quitar el zapato de metal, la gente sintió más miedo aun.
Pepenacho se pone el zapato y dice:
Desde hoy yo llevare puesto este zapato de metal, nunca más me harán daño ni a las personas que piensen diferente.
La gente regreso a sus casas sin decir ni una palabra, por un tiempo los integrantes de ese pueblo quedaron mudos, esperando a que el cachuo se los llevara.
Margot le dice a Pepenacho:
En serio no te quitaras jamás ese zapato.
Pues no, contesta Pepenacho, lo llevare a todas partes por muy pesado que sea, este será un recordatorio de que puedo lograr lo que me proponga incluso superar mis miedos.
Caminan juntos, siempre tomados de las manos, recuperándose de los golpes, pero viendo siempre hacia el futuro.

Fin



Tomando en cuenta lo anterior podemos identificar como:
Pepenacho: Emprendedor.
Margot: Esperanza.
El cachuo: Miedos, inseguridad, límites. (Personales)
El zapato de metal: (externos) maldad, chismes, cizaña, desconfianza, fracasos, mentiras, gente toxica.
No importa lo que estudies o lo que pienses, si eres igual o diferente, lo importante es aprender a tomar el control del zapato de metal, ponértelos y caminar con ellos, siempre en tus pies y no en tu cabeza,  llevados por ti y no lo contrario, aprende a convertir ese zapato de metal en un zapato de un millón de dólares. Leer mas...

La Resilencia es la capacidad de hacer frente ante las adversidades de la vida, transformar el dolor en fuerza motora para superarse y salir fortalecido de ellas. Una persona resilente comprende que es el arquitecto de su propia alegría y propio destino.



///////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////







Rebajas 50%

Libros de Interés

Lcda. Maria de los Angeles. Con la tecnología de Blogger.

Solo por un DÍA

AIRE ACONDICIONADO PORTATIL